Un minuto con Dios

Hasta que caigamos del caballo

Autor: Luis Céspedes Soto

 

 

Llega la claridad a nuestro hogar, y con ella, la voluntad de Dios sobre nosotros, su amor y su entrega que al igual que ayer, que anteayer, que hace tantos años atrás, nos trae bendiciones, infinidad de bendiciones, quizás nos las perdemos porque nos tiramos de la cama como siervos que corren por la selva, sin detenerse a reflexionar, simplemente dispuestos a correr y correr, pensando en el porvenir del día, en que hacer diario sin reflexionar que a la de menos, ese dic va a tener menos horas para nosotros y de un silbido seremos tirados del caballo, y puestos enfrente de la mayor de las glorias.
Bendito sea Dios, pasa repartiendo dones y gracias y no cuestiona, no somete a juicio el si estamos capacitados para recibir o no, simplemente el como dador de vida, como proveedor de alegría y felicidad, como en los cuentos de hadas en su carruaje de viento, con sus potros de algodón formado por setos de nubes, llega y saca de su interior, maravillas para nosotros, sus hijos.
Gracias Señor que diariamente te recuerdas de todos y cada uno de nosotros, gracias y perdona, porque nuestra preocupación por el mundo, nos pone una venda que hace prácticamente que no veamos, y esto nos lleva a no descubrir las realidades que cada día nos trae.
Oye, Padre bueno, hoy te queremos pedir por las familias, si por ellas, por todas las familias del mundo, para que tu seas el centro de sus hogares es que sabes, en algún momento, en algún lugar del camino, se han quedado olvidados los sentimientos, las voluntades, los deseos de ser algo mas que sombras correteando por los jardines sin césped, por el mundo sin vida, por el correr del viento que se atasca entre tumultuosas montañas de indiferencia y de egoísmo, dejando apresar por el olvido cotidiano de que somos hechos para amarte y agradarte, Tu por lo general utilizas muchos medios para hacernos ver que ese es nuestro fin, que fuimos llamados a ese festín, pero el problema es que si no vemos, no creemos, queremos medir todo mientras nos pese en la mano, de lo contrario apatía y desgano abundan en nuestros corazones.
Oye Jesús, tu que eres el gestor por excelencia, porque no te adueñas de los corazones humanos y pones por medio de ellos, el ritmo que marque la diferencia, si tienes que echar a los ladrones del templo, como hiciste en aquellos días en los que profanaban tu templo, pues bien, ni modo, algunas veces por estar sentados en cojines con orlas de oro y suaves como las alas de un pavo real, es que nos vamos haciendo vagabundos y majaderos en el llamado al que tenemos que responder incondicionalmente cada uno, y solo así, solo con el temblar de dientes, es que algunas veces entendemos, que bueno Señor poder compartir contigo estos instantes 
Gracias Señor por tu tiempo, por escucharnos, por gozar con nosotros, por estar siempre a la distancia de un lamento nuestro, gracias Señor, porque si yo fuera tu, cuando me llamaran me haría el sordo, como hacemos nosotros contigo, pero tu eres misericordia pura y no te dejas ganar por la insidia del pecado y del dolor, tampoco por la falta de compromiso, del nuestro hacia ti, claro esta.
Amen .
Paz y bien .