¿Quién podrá darnos la Paz?

Autor: Judith Araújo de Paniza

 

 

Todos buscamos la paz. La paz es un don de Dios y tarea nuestra. La paz es un sueño que podemos alcanzar entre todos. 

Sabemos que nuestro Presidente hace los mejores esfuerzos y trabaja de sol a sol con integridad y valor por encontrar soluciones, pero nos llegó el momento a todos de ponernos la camiseta de la paz. Todos somos responsables de la situación del país por acción u omisión.  

Es necesario que aquellos cuyas ideologías llaman a la religión el opio del pueblo, los venzamos precisamente a través de la fe. Hasta ellos podrían beneficiarse con su conversión. Ellos son la muestra de lo que es vivir de espaldas a Dios, sin fe, con el corazón endurecido ante el dolor humano, las conciencias dormidas ante el mal, permitiendo y generando delitos tan atroces como el secuestro, asesinatos, minas quiebrapatas, falta de respeto a los derechos de los niños, desplazamientos forzados, negocios de narcotráfico y demás delitos, creyendo que el fin que persiguen puede justificar esas atrocidades.  

¿Cuánto esperaremos para buscar la paz donde la podemos encontrar? 

Se ha intentado con el diálogo, el combate, marchas cívicas, la solidaridad hacia los familiares de las víctimas, la política y con los países amigos.  

¿Será que podemos intentar poniendo nuestra fe en el único que tiene poder en el cielo y en la tierra sobre los corazones humanos?

¿Será capaz nuestro país de arrodillarse y pedir perdón por tantas obras del mal que ha permitido?

¿Será que somos capaces de clamar con fe a Nuestro Señor Jesucristo para que la paz que sólo Él puede dar, la pueda recibir nuestra patria? 

Releamos la historia de Esther en el Antiguo Testamento, la de Juana de Arco, la de los países católicos que cuando les tocaba enfrentar una invasión ponían su confianza en Nuestro Señor y en la intercesión de su Santísima Madre y lograban vencer a los enemigos. 

Mi invitación es que los creyentes en el poder de Nuestro Señor Jesucristo, escojamos una fecha para unir todas nuestras peticiones y clamores a Él por la liberación de los secuestrados y por la paz de nuestra Nación. Quienes se vayan uniendo a la campaña ojalá empiecen enseguida. Sugiero que desde el domingo 23 de septiembre al domingo 30 de septiembre hagamos algunas acciones concretas. 

Quién se una a la campaña, lo hará con mayor eficacia si busca primero la reconciliación personal a través de la confesión, procurando estar en gracia de Dios. Durante la última semana de septiembre asistiríamos a la eucaristía diariamente, meditaríamos la Palabra de Dios a la luz de lo que el Señor quiera expresarnos para cambios en la vida personal y comunitaria y ofreceríamos ayuno y otras mortificaciones por la intención planteada. Ofreceremos además el rezo del Santo Rosario diario que continuaremos durante el mes de octubre teniendo presente la petición al Señor. 

Tengamos una fe activa en Nuestro Señor Jesucristo, poniendo toda nuestra confianza en Él, para que nos lleve a transformar nuestras realidades como Él lo propone, a través de la oración, el ayuno, la penitencia, el sacrificio y la disposición de apertura al amor, a la solidaridad, a la justicia, a la honestidad y al perdón. 

Oremos a María Santísima para que nos dé coraje, valentía, perseverancia, fe y esperanza para que adelantemos esta campaña de oración con éxito, para que Nuestro Señor nos regale el don de la paz.

Sagrado Corazón de Jesús, en ti confiamos. “La fe es la seguridad de lo que se espera, y la prueba de lo que no se ve” (Hb. 11,1)

Empecemos a visualizar con la mente a nuestro país en paz.