Año nuevo, vida mejor

Autor: Judith Araújo de Paniza

 

 

El nuevo año nos invita a plantearnos nuevos retos que nos ayuden a crecer, desarrollarnos más y mejorar nuestras relaciones con los demás.

Con la alegría en el corazón que nos dejó la Navidad, nos ponemos para el año nuevo a disposición de Dios, para desarrollar los talentos que nos dio y ser instrumentos suyos en la construcción de un mundo mejor. Podemos reforzar los hábitos que nos ayuden a superarnos creciendo en valores para que el próximo año seamos más responsables, más laboriosos, más justos, más alegres, más honestos, más solidarios, más amorosos o cualquier otra virtud que deseemos fortalecer.
Hoy celebramos a la Sagrada Familia, el mejor ejemplo para seguir en el nuevo año. Que Jesús, María y José nos iluminen con las virtudes que brillaron en sus vidas y con las estrechas relaciones de amor entre ellos y hacia la humanidad. Ellos son ejemplo de la importancia de asumir la gran responsabilidad de la vida integra de familia y de la proyección en la sociedad, siguiendo siempre la voluntad de Dios, que es la que nos conduce al bien y al amor.
En el evangelio de hoy Jesús les dice a sus padres: “¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”… “Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”*.
Al planear nuestro nuevo año, cada uno tendrá planes personales, únicos y de acuerdo a sus propios talentos, deseos, necesidades, sueños y aspiraciones. Pudiéramos revisar los hábitos que benefician nuestra salud física, mental, emocional y espiritual, como pueden ser: incluir en nuestra rutina semanal el ejercicio, el deporte, la alimentación sana, ejercicios de respiración; dedicar tiempo para profundizar nuestra vida interior a través del silencio, la meditación, la oración, los sacramentos, la buena lectura, el examen de conciencia, el fortalecimiento de virtudes; estrechar las relaciones con los demás revisando el buen trato diario con los miembros de la familia, amistades, compañeros de trabajo y demás relaciones humanas; meditar sobre nuestros talentos y deseo de desarrollo, aprendiendo cosas nuevas y esforzándonos en nuestro trabajo para hacerlo cada vez mejor; incidir en la sociedad, revisando nuestros aportes y sirviendo con mayor disposición.
Pudiéramos escribir nuestra misión y visión personal proyectándonos como si en el momento presente ya estuviéramos haciendo realidad nuestros mejores sueños y aspiraciones de manera que nos inspire a seguir progresando en los diferentes ámbitos de nuestra vida, pensando en todos los roles que ejercemos y en todas las virtudes o valores que queremos reforzar.
En el nivel de ciudad ojalá en este nuevo año nos comprometamos más a contribuir en la construcción de una sociedad más integrada, con mejores oportunidades para todos, apoyando la educación y el desarrollo, participando más activamente y con mayor solidaridad. Contribuyamos para edificar una mejor patria, aportando nuestro talento, capacidad, dinero, tiempo y servicio.
Mis mejores deseos para que este año que pronto empezará, lo vivamos con entusiasmo y optimismo, y que el motor interior que nos impulse sea el amor a Dios, que es la verdadera fuerza transformadora del universo. Que podamos decir con San Agustín: “Ama y luego haz lo que quieras, porque quien ama verdaderamente a Dios evitará todo lo que a Él le desagrada y en cambio se dedicará a hacer todo lo que a Él le agrada” ¡Feliz Año!
*Lc 2, 41-52

*Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial.