Festividad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Ciclo C

"Comieron todos y se saciaron."

Autor: Padre Mario Santana Bueno

 

 

Evangelio Lc 9, 11b-17:

Jesús recibió a la multitud, les habló del reino de Dios y sanó a los enfermos. Cuando ya comenzaba a hacerse tarde, se acercaron a Jesús los doce discípulos y le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a descansar y a buscar comida por las aldeas y los campos cercanos, porque en este lugar no hay nada.

Jesús les dijo: Dadles vosotros de comer.

Contestaron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente.

Eran unos cinco mil hombres; pero Jesús dijo a sus discípulos: Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta.

Así lo hicieron, y se sentaron todos. Luego Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, los partió y los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes.


Homilía

En mi país estamos en plenas fechas de las Primeras Comuniones y hoy esta solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo nos invita a reflexionar sobre el profundo sentido de la Eucaristía.

Hace sólo unas semanas celebramos la Ascensión del Señor y en esa fiesta veíamos como Jesús se va al Padre pero a la vez se queda entre nosotros. El lugar privilegiado donde el Señor Resucitado se ha quedado entre nosotros es precisamente la Eucaristía.

Cuando una persona católica dice que "no es practicante" se refiere a que no participa de la Eucaristía. Dentro de la teología popular se puede distinguir que el vínculo de unión con Jesús lo hacemos los católicos a través del sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo. Uno "no es practicante" porque no lea la Palabra, o porque no ayude a los pobres, o porque no rece... Una persona no es católico practicante porque no participa de Cristo en la Eucaristía.

¿Qué hacemos los católicos en la Misa?

Reconozco mi debilidad por la celebración de la Eucaristía. En cada momento importante de mi vida siempre ha estado la presencia del Cuerpo y Sangre de Cristo. Les tengo que confesar una cosa: desde pequeño me propuse no aprender nunca la Misa de memoria. Claro que sé contestar, y sé invitar a los demás a orar, pero no sé memorizar a la ligera ni las respuestas ni las propuestas de oración. Fue una decisión meditada. Me conozco y sé que cuando los seres humanos memorizamos algo siempre podemos caer en la rutina. La Misa siempre me sabe a nuevo. Nunca en mí la Eucaristía se repite.

El sol y la luna que vemos, las estrellas del cielo y el día y la noche, son los mismos que vio nuestro Señor en su paso por la Tierra. Más de una vez ese sol que calienta iluminó las sendas del Maestro y la luna fue luz en la oscuridad. Pero sé también que ese Jesús que murió y se entregó por mí está ahora presente en el pan y el vino. Dios no está en el pasado, ni siquiera el gran sacrificio de su muerte y resurrección quedaron en el ayer sino que se dan aquí y ahora, en mi mundo, delante de mí.

Permítanme los teólogos decir que la Misa no es otra cosa que la vida de Jesús celebrada como encuentro y alimento. Cuando voy a la Eucaristía sigo a Cristo por el camino. Llego y me encuentro -como en el Evangelio de hoy- a otras personas que probablemente no conozco pero que también vinieron a escuchar al Maestro. Se produce en nosotros un cambio al oír hablar del reino de Dios y muchos son curados de sus dolencias interiores. Sigue la celebración y nos encontramos que se nos ha hecho tarde y tenemos un hambre que no podemos disimular. Esta vez no son los panes y los peces los que se reparten, es el propio Jesús quien se da en comida. El pan y los peces lo podían llevar aquellos del Evangelio en sus manos; a Jesús cuando lo recibimos sólo podemos llevarlo en el corazón.

Hay una seguridad en mi y es que los que siguen a Cristo en el camino de la vida son atendidos por Él de un modo especial, pues no permitirá que les falte de nada. Nos es difícil entender cómo los católicos perseguidos de todos los tiempos han encontrado en el Cuerpo y la Sangre de Cristo la fuerza necesaria para que mantenerse y seguir avanzando en la fe. Nosotros en cambio tenemos la posibilidad de ahondar en la Eucaristía y en cambio...

En estas fechas de Primeras Comuniones me pregunto si en nuestras Eucaristías van los niños y los padres con las ganas de ese encuentro con el Resucitado. ¿En qué hemos convertido la Misa? Llevados de buena voluntad y de una falta de formación en la fe vemos que hay celebraciones donde los niños son aleccionados por las catequistas y por algún sacerdote a que hagan cosas en la celebración para que salgan en las fotos o en el video... de esta manera vemos niños con balones, niñas con muñecas, padres con flores y amiguitos con pancartas. Temo que todo esto sea despistar lo esencial de la Eucaristía. El que va a la Eucaristía sólo tiene que llevar su vida bien dentro y entrar con ella a la Iglesia; el resto es Jesús quien lo pone.

No estoy diciendo que las celebraciones tienen que ser aburridas pero tampoco tenemos que convertirlas en espectáculos.

El Cuerpo y Sangre de Cristo están muy unidos y relacionados con la caridad. Caridad entendida como compartir con los más débiles y necesitados. Ir al Cuerpo de Jesús es pasar antes por el amor a los demás. Creo que si cada uno de los que vamos a la Iglesia viviéramos esta realidad nuestro mundo sería distinto y nosotros también.

Termina el Evangelio diciendo que la gente comió hasta quedar satisfecha y hasta llenaron doce canastas con los trozos sobrantes. Todavía no termino de entender como hay personas que salen de la Eucaristía con el mismo hambre con el que entraron ¿Qué estará fallando en ellas?

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¿Tiene importancia la Eucaristía en tu vida? ¿Por qué?
¿Cómo explicarías a un alejado qué es la Eucaristía?
¿Sabes por qué está tan relacionada la Eucaristía con los más pobres y necesitados?
¿Qué importancia tiene la Eucaristía en la vida de un católico? ¿Por qué?
¿Qué tienes que hacer para mejorar la calidad de tu presencia en la Eucaristía a la que asistes?