Domingo XXV del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Servir al Señor o servir al dinero

Autor: Padre Pablo Largo Domínguez

 

 

Hoy vamos a tomar prestadas las palabras de nuestra reflexión. La primera cita es de una canción, lejana ya, de Bob Dylan. Decía así:

«Puede que seas embajador ante Inglaterra o Francia,
Puede que seas jugador o que te guste el baile,
Puede que seas campeón mundial de boxeo,
Puede que seas una figura social con collar de perlas,
Pero tendrás que servir a alguien; sí, por supuesto,
Tú vas a tener que servir a alguien;
Puede que sirvas al diablo o sirvas al Señor,
Pero tú vas a servir a alguien».

La otra cita se refiere al dinero, a lo que se puede conseguir con él y a lo que no es capaz de darnos. No sé el nombre de la persona que escribió esta cadena de sentencias. Veamos la lista de posibilidades y de imposibilidades:

Con el dinero...
Puedes comprar una casa, pero no un hogar.
Puedes comprar un templo, pero no una comunidad creyente.
Puedes comprar una cama, pero no el sueño.
Puedes comprar un reloj, pero no el tiempo.
Puedes comprar un libro, pero no el conocimiento.
Puedes comprar una medicina, pero no la salud.
Puedes comprar la sangre, pero no la vida.
Puedes comprar el sexo, pero no el amor.
Esto demuestra que el dinero no lo es todo.

Es bueno que, ante la disyuntiva que hoy nos presenta Jesús, nos preguntemos a quién servimos. Y es decisivo que hagamos la buena opción o que nos confirmemos en ella.