Domingo II de Pascua, Ciclo C

Generosidad e inquietud cientifica

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

 

Cercano a uno de los sitios donde celebro misa, existe una institución dedicada a la curación de alcohólicos y cocainómanos. Integrarse en este organismo supone pagar una elevada suma de dinero. Según dicen, logran éxitos. Se vacían de la adicción, me cuentan. Practican intensas terapias personales y grupales, en las que cuentan analizan y comentan con detalle, sus experiencias e inclinaciones individuales. Se vacían de sí mismos, comparten recuerdos enojosos, que tal vez lograrán olvidarlos. Con algunos pacientes, en actitud casi furtiva, he tenido ocasión de hablar. Les he dicho: cuando acabe tu estancia y salgas, creyéndote recuperado, a cualquier sitio que vayas, en cualquier ocasión en la que te encuentres, tendrás a tu lado a Jesús, que te estará pidiendo que obres rectamente, que te estará ayudando, pero que si no le hicieses caso, tampoco te abandonará, sin cobrarte nada. Es más, aunque le seas infiel, e incluso cuando lo estés siendo, el no te despreciará, no te abandonará, mucho más aún, te seguirá amando y te perdonará. Los organismos terapéuticos tal vez borren tus hábitos, pero ninguno será capaz de perdonarte el mal que te has hecho a ti mismo, el que has causado a tu familia, el perpetrado a la sociedad en la que has vivido.
Jesús, presente en su Iglesia, te otorgará, si se lo pides, el perdón y, libre de culpa, te sentirás un hombre nuevo, llamado a ser un santo. Me dicen: ¿usted cree que esto es verdad, que yo puedo ser un santo? Mis queridos jóvenes lectores, os he explicado estas situaciones para que entendáis el asombroso que debéis sentir, al pensar en el contenido de la primera escena del evangelio de este domingo.

Para un semita, el aliento representa algo muy íntimo que se puede trasmitir, un vehículo benéfico de la personalidad, que se puede otorgar gratuitamente a otro. Jesús resucitado, alienta a sus apóstoles, que habían caído en un pecado mucho más terrible que la drogadicción. Ellos le habían traicionado, se habían alejado, arrastrando una vida sin sentido. Les da su aliento, que es perdón, y les anima a trasmitirlo. Les invita a salir, pregonando y regalando, su perdón. De mucha más utilidad que saciar el hambre de una multitud, que podían encontrar sustento en aldeas vecinas. De inmenso mayor valor que curar enfermedades o adicciones, es la facultad de perdonar, que ha depositado en los apóstoles y sus sucesores. Y todo ello sin tener que pagar nada, por conseguir la curación de la culpa.

La segunda escena del evangelio de este domingo a mí me gusta llamarla la del discípulo científico, mis queridos jóvenes lectores. El episodio en que Tomas, con su duda, no perversa, únicamente precavida, y Jesús, que no lo expulsa de su pandilla, nos trasmiten una nueva bienaventuranza: dichosos los que creen sin haber visto todavía.

Implícitamente, no lo olvidéis, está diciéndonos que si dudamos, no por ello somos malos. El mismo Cristo, en Getsemaní, sufrió la duda y no por ello dejo de ejercer de Redentor. No podemos estar seguros de nada, sin verificarlo. Ni de la existencia de Dios, ya que si tuviéramos de ello evidencia, careceríamos de Fe, que es una virtud teologal indispensable.
Pero a todos se nos ha dado la posibilidad, la oportunidad, de comprobar la bondad de Jesús. La experiencia, el encuentro con el Maestro, fue el supremo criterio que tuvieron los Apóstoles, para creer en Él y salir corriendo a proclamarlo. Oído el anuncio, a nosotros nos toca ahora estar alerta y reconocer la proximidad a nosotros del Señor.

Mis queridos jóvenes lectores, estoy escribiéndoos henchido de la felicidad que me han otorgado las celebraciones pascuales, pero rendido, alegremente agotado, por el esfuerzo adicional de estos días. Quisiera trasmitiros este gozo y aseguraros que el tal cansancio satisface, como supongo el esfuerzo que supone a un atleta vencedor elevar a lo alto el trofeo que ha conseguido en una prueba. Os lo explico invitándoos a que emprendáis un semejante camino, gozaréis del júbilo pascual que para todos hoy os deseo
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