XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Lista de campeones y trofeos

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

 

Sabréis que los aficionados al deporte, se acuerdan siempre de los que han triunfado, de las copas o medallas que su equipo preferido ha obtenido, o de las veces que ha subido al podio el atleta de sus preferencias. Se pintan su cara con sus colores, dibujan sus anagramas o logotipos, se enorgullece de las victorias de ellos, de tal manera se identifican, que utilizan con frecuencia el nosotros, refiriéndose a ellos. No os extrañará escuchar que alguien dice: hemos ganado, sin haber llegado ni siquiera a pisar el césped del campo .

Pues con esta ambientación de triunfo y de trofeos, debéis escuchar la segunda lectura de hoy, mis queridos jóvenes lectores. Son referencias a héroes que jalonaron la Historia de la Salvación, en la cual, por el bautismo y la Fe, nosotros estamos sumergidos. Con ellos, y con los que se añadirán después, si que podemos y debemos emplear el nosotros. Los santos son nuestros compañeros de equipo y, como pasa en algunos deportes, el que gana es gracias a la colaboración de unos segundones, a veces anónimos, que le aúpan. Abraham y Sara compitieron nuestro mismo combate. Soñaron escuchar el mismo himno que podremos escuchar nosotros, porque en la competición del Cielo, mucho más importante que el "tour", el circuito de Le Mans o el Roland Garros, se goza de un privilegio: está al alcance de todos el éxito y todos cabemos en el pedestal. Es cuestión sólo de que nos digan que ha llegado el turno de subir a la tarima y experimentar el triunfo.

Vosotros sabéis que, para iniciarse en un deporte, es preciso, en primer lugar, "quemar grasas". Muchas veces habréis practicado o visto practicar el foting, pues bien, lo equivalente en el terreno espiritual, recibe el nombre de ascética. Para crecer en categoría, hay que empezar por saber abstenerse y tal vez eliminar "toxinas", que son los vicios.

Pero no es suficiente reducir grasa, hay que endurecer y agilizar los músculos, calzar zapatos apropiados, vestir de acuerdo con los movimientos y el ejercicio que se deba practicar. Es muy diferente como compite una tenista, al duro y acolchado uniforme usado por un piloto, para una competición de GP.

Y después de todo esto, sabéis que es preciso mantenerse en buen estado. El esquiador tal vez en nuestro verano, deba trasladarse a tierras andinas o correr penosamente descalzo por la arena de la playa. En el terreno deportivo, puede ocurrir que para enaltecer una celebración ciudadana, o alegrar un acontecimiento de importancia histórica, se improvisen campeonatos de lucimiento. El buen deportista debe estar siempre preparado.

Alejándonos del terreno deportivo, vayamos a otro símil que nos puede también ser útil. En ocasiones, algunas de vosotras aceptáis trabajos de vigilancia de niños, trabajo de canguro lo llamáis frecuentemente. O los chicos os comprometéis a vigilar a animales mascota o a mantener en buenas condiciones un terreno de juego. Unas y otros, si queréis ser honestos y recibir la paga, no podréis distraeros, no podréis abandonar la vigilancia. ¡Pobres de vosotros si os encuentra dormido el que os proporcionó el trabajo! Pero si os habían dicho que debíais dar la papilla al bebé y no se la habéis dado, y ha pasado hambre la criatura, la bronca será de campeonato. Ahora bien, si no os habían advertido que era necesario bañarlo y no habéis pensado en ello, podrá enfadarse la mamá, pero no tanto. No os canso con más ejemplos. Es preciso estar atentos, estar preparados, nos lo advirtió Jesús. El fundador del escultismo nos puso esta advertencia como lema, la sacó del texto del evangelio de Mateo y Lucas, como leemos hoy. A los que pertenezcáis a este movimiento, del que estos días celebramos su centenario, os calará más profundamente esta expresión. Seamos, me incluyo yo, scout desde 1949, leales al deseo de Jesús y de Baden Powell.