Contrastes

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

 

Después de un día en que me había dominado el mal humor, sin que un motivo conocido me lo causara, me he levantado satisfactoriamente dispuesto a partir hacia el Cottolengo. Me he encontrado a la tórtola de cada día, en el sitio de cada mañana, pero que llevaba unos días sin acudir a la cita. Este encuentro era adelanto de lo que me depararía el día. Al llegar me han dicho que hoy, exactamente hoy, 17 de agosto del 07, se cumplían 75 años del inicio de la primera casa de la Divina Providencia sita en Barcelona. El P. Alegre había soñado poner en práctica, las intuiciones de S. José Cottolengo. Murió dos años antes, cual Moisés, vislumbrándolas. Claro que esto es un decir, pues, en la eternidad gozosa, en la que suponemos está, contempla sin límites de espacio y tiempo, la maravillosa obra. Sucedieron a la de Barcelona otras casas.

Más cosas. Murió un día, calculamos que debió ser hace unos 40 años, un matrimonio sin hijos, dejando en herencia a esta bendita comunidad su propiedad rústica. La Castanyera está situada en la falda del Montseny, en plena y agreste montaña, rodeada de bosques de encinas. Los enfermos pueden disfrutar la casa en verano. Se desplazan las monjas con gente voluntaria a servir, como siempre hacen, a sus acogidos, que vienen de vacaciones. La fabulosa imaginación de Dios ordenó los acontecimientos, de manera que yo un día, que lo había pretendido en otros momentos sin conseguirlo, pudiera ser aceptado a prestarles el servicio de celebrar la misa con ellos cada día. Espero con ilusión durante todo el año que llegue el verano y me vuelvan a invitar. Y que goce de su simpatía y benevolencia. Uno, por más viejo que sea, sufre sus crisis y decaimientos, pero ¿qué importancia tienen, si es amado por Dios y por los pobres? Me dije a mi mismo tranquilo. Y así sigo. Se deriva de aquí el gozo y agradecimiento que me enriquece, por lo menos, cuarenta mañanas de verano.

Por el camino, poco más de 20 km, me cruzo con gente que corre. Queman grasa, disipan malos hábitos. Están enrolados en una institución de pago, destinada a deshabituación de drogas. He tenido algún contacto. Los que hacen "futing" , estoy seguro, fueron gente joven que, burla burlando, es decir alegremente, tonteando o flirteando, se iniciaron en el consumo. Se quedaron sin blanca primero, expoliaron el dinero familiar o patrimonial después, hasta llegar a una situación insostenible. El instituto, como tantos otros inventos, recurre a terapias de conjunto u ocupacionales, pretendiendo convencimientos y expulsando del cotidiano acontecer los malos hábitos. Son cosas serias lo que hacen ¿qué consiguen?. Pienso en una chiquilla muy salada, que hace años, en otro sitio, pasaba el verano sin otra ocupación que la de disfrutar de lo que se le presentara. Su atractivo y la desocupación de sus compañeros más avispados, la situaron un día en la clásica y común invitación: ¿quieres una chupada? le dijeron con un porro en la mano, ella acepto sonriendo, con el miedo inicial y la curiosidad consiguiente. Por ese camino se adentró en el mundo de la droga, con situaciones de conductas sin sentido que no es este el momento de contar. Algo así les ha debido ocurrir a los que encuentro por el camino, "quemando grasas", esperando terapias y tomando tisanas. Dicho esto, pienso en otra chiquilla, atractiva también y de 13 años, que me encuentro en el Cottolengo. Se levanta a las 6, como las monjas y demás voluntarios, y se va a dormir a la misma hora que los demás. Estoy seguro de que ni allí, ni en otro sitio, la invitan a fumar porros o a esnifar cocaína. Ni falta que le hace. Su felicidad, estoy convencido, va por dentro, un día rebosará. Sin necesidad del sucedáneos, por otra parte, destructores.