Ébano-Coral-Nacar-Joyería

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

 

¿Qué tienen en común estas substancias? y ¿Por qué juntas? Brevemente: aparecen en el texto bíblico y ocasionalmente, de aquí que a las tres les dedique un solo artículo 

ÉBANO Es una madera tenaz y dura. Intensamente negra (alguna imperfección puede darle otro color). No conozco el árbol, pero algún misionero me ha explicado que los troncos se resquebrajan al secarse, por lo que, cuando llegan al almacén uno no encuentra otra cosa que tiras alargadas. Las figuras que con ellos se elaboran en los países de origen, serán, también enormemente estilizadas. Su dureza permite trabajarla con seguridad. Una vez conseguida la forma que uno quiere darle, permite un bruñido que le confiere gran belleza. Contrastándola con otros materiales: marfil o nácar, permite conseguir piezas de adorno muy bellas. Es una madera cara, me decía un importador que era la única que su precio lo estipulaba no su volumen, sino el peso. La única vez que se cita en la Biblia es en una profecía de Ezequiel dirigida a Tiro. Se dice de esta ciudad que la recibía, en sus buenos tiempos, a cambio de otros productos, en su comercio con las naciones vecinas. 

Personalmente, siento gran simpatía por ella. La he trabajado artesanalmente, consiguiendo bellos resultados. ¿Os figuráis la imagen de la Virgen de Montserrat, perfilada en ébano? Es un ejemplo. En el ámbito en que estamos, añadiré que me gusta también porque me recuerda que el mundo bíblico no olvida al continente africano de donde procede y que es algo más que Egipto, donde el pueblo vivió en esclavitud.

CORAL Con apariencia de planta por su crecer arborescente, por sus características pétreas, cuando tenemos una pieza en nuestras manos, nos sorprende saber que en realidad se trata de un animal y enormemente prolífico. Existen muchas variedades de coral, el más conocido es el de color rojo, sin duda el más bello. Al sur de Israel, en el golfo de Aqawa, paseando por sus orillas, puede uno recoger, además de conchas muy variadas, de diferentes bivalvos, bonitos fragmentos de corales blancos. Debe de abstenerse de recoger los rojos, pues, son especie protegida en un parque natural. En tres lugares de la Biblia aparece nuestro pólipo: en Job, en Ezequiel y en las Lamentaciones. De su precio y color es de lo que se habla. 

NÁCAR A este material se le llama también madreperla. En tiempos en que no existían  finos sintéticos, era muy usado y apreciado entre nosotros. Botones de nácar lucían las buenas camisas, hoy son de metacrilato o poliester. Ciertos moluscos, cuando se les mete en su interior una materia extraña, fabrican, para aislar al intruso, un caparazón a su alrededor, que con el tiempo se convierte en bella perla. Algunos introducen adrede una partícula para que el animalito se defienda y conseguir con el tiempo una perla cultivada, nombre comercial que tiene. Pero lo que me ha sorprendido ha sido enterarme de cómo es el caparazón exterior, la llamada madreperla. Se compone de finas capas de aragonito (el mineral llamado por Burgos piedras de Santa Casilda), que le dan dureza, alternando con un barniz resistente segregado por ella misma, que la hace muy compacta. Los materiales laminados, tan utilizados en diversos objetos, desde esquís a vigas, ya los había descubierto y utilizado la biología antes. Pensando en ella, siente uno admiración por la madreperla. Practica aquello de vencer el mal a fuerza de bien. Me gusta tocar y ver caparazones de nácar traídos de Belén, población donde se trabaja admirablemente este material, introducida y mantenida la labor por los franciscanos, custodios cristianos de aquellos lugares.