Elefante

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

 

Hace años le dediqué un artículo. Si no me acuerdo del contenido,
supongo que le pasará lo mismo a los lectores. Y lo que escriba,
diferirá de lo que entonces puse.

Estoy seguro de que, como ha ocurrido a tantos otros, la primera
noticia que tuve sobre este proboscidio fue por los dibujos. Hasta que
llegó un día un circo a Burgos y observé como sacaban de los vagones
de ferrocarril a algunos animales de estos. Los pude ver en
espectáculo más tarde. Confieso que nunca me entusiasmaron. Una mole
tan grande (es en la actualidad el animal terrestre de mayor volumen)
sin aparentes cualidades especiales. Su gran nariz invade de tal modo
el labio superior que lo elimina. Es incapaz de comer o beber, si no
es mediante esa nariz que, a modo de garfio multivalente, se lo
acerque e introduzca en su pequeña boca. Una mole tan grande, es
sacrificada para aprovechar dos dientes incisivos, que llamamos
equivocadamente colmillos. Equilibrará especies o destruirá
plantaciones, supongo que las dos cosas serán ciertas, la cosa es que
para proteger su existencia, países que se beneficiaban del comercio
de su exigua dentadura, malviven en la actualidad. Tengo un pequeño
colmillo de la época en que no estaba prohibido conseguirlo. Imagino
viéndolo, que muchos pensarán que fue un gran delito ecológico matar a
un ejemplar joven. Reflexiono de otra manera cuando lo tengo en la
mano. Un bosquimano lo pudo cazar, quien sabe como. Lo vendió a una
procura misionera y, gracias a ello, podría comer algo más que ratas,
según me explicó quien me lo trajo de África. Lo pulieron, con esta
ocupación, consiguieron algo para alimentarse o vestirse, que de otra
manera no hubieran podido. En todas estas operaciones los misioneros
establecieron contactos provechosos con diferentes personas y les
ayudaron de diversas maneras. Fue adquirido legalmente y traído. Lo
conservo. Es un objeto de suave tacto y brillo discreto. De bonito
color. No me atrevo ni a modificarlo, ni a romperlo. Cuando lo observo
desde hace muchos años, me recuerda las aventuras de "Toomai, el de
los elefantes" el relato de R Kipling, lo mejor que he leído sobre
estos animales, sus costumbres y las de sus cazadores, domesticadores,
cuidadores y jinetes.

En el país bíblico parece que existieron de antiguo unos elefantes de
inferior tamaño a los de ahora. Desaparecieron en sus desplazamientos
hacia el norte. Quedan en el Texto referencias al marfil, desde la
época de los reyes. Especialmente se señala la utilización suntuosa
que de esta materia hicieron los del norte, recubriendo tronos y
lechos. Reducido a humilde y simple objeto de marquetería. Excepcional
es la utilización literaria que de él hace el Cantar. En su
descripción sensual del cuerpo humano, dice que el vientre del amado
es de pulido marfil y el cuello de la amada torre de marfil. A partir
de estas imágenes que cada uno saque consecuencias.  Posteriormente,
en la época Macabea, aparece el elefante, empleado como animal de
guerra. Se trata de ejemplares de mayor tamaño, llegados de tierras
orientales. Provocaban en el ejercito enemigo, el pánico que en
tiempos modernos producían los carros de combate. Sobresalían por
encima de la infantería y caballería y se suponía que, en el templete
que trasportaban en sus lomos, se albergaban los supremos jefes. Así
lo pensó Eleazar Avaran, que viendo en el ejército enemigo un gran
ejemplar con una rica coraza protegiendo el templete sujeto a sus
lomos, pensó que albergaría a un gran jefe y se atrevió,
valientemente, a atravesar las huestes y situarse bajo la panza del
animal, pinchando su barriga. Evidentemente, se derrumbó, aplastando
al héroe Macabeo. (IM 6,46).

Contaré lo que pensaba mientras redactaba estas líneas. Hay gente que
acumula riquezas. Las protege asegurándolas de tal forma que para nada
le sirven, excepto para vanagloriarse en su interior de la inmensidad
de su fortuna. Exhibe el personaje algún detalle, puede ser una
preciosa joya o un reloj de destacada marca y áurea correa. Presume
hasta que le llega una adversidad y se arruina. Recuerda uno aquello
de "era un hombre tan pobre, que no tenía más que dinero. Gran mole de
carne protegida por dura piel, el elefante debe recibir protección
legal para subsistir. Su aspecto da risa cuando se compara lo patoso
de una persona, con un elefante en una cristalería.