El Sumo Sacerdote ha muerto

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja   

 

 

El de la comunidad samaritana. Según mis cálculos, falleció el día 3 del presente febrero. La información me la facilita el Hno R. Dorado, con quien fuimos en setiembre a visitarlo.
Durante mi primer viaje a Tierra Santa, en 1972, estuvimos en la sinagoga y vimos la famosa “tora”, que después se dijo había sido robada, y malas lenguas afirman que simplemente la vendieron ellos. Para penetrar en el recinto, acudieron tres sacerdotes, cada uno con su correspondiente llave, que utilizaron simultáneamente. Seguramente uno de ellos era el “sumo” pero no pudimos reconocerlo. Se dejaron fotografiar, sosteniendo solemnemente el documento y solicitando por cada disparo, el correspondiente dólar. Como es de suponer nos tocó abonar unos cuantos, sin llegar a pagar por todos. Ya íbamos preparados y sabíamos que era lo habitual. Observamos, cosa curiosa e interesante, como sacrificaba ritualmente uno de ellos una veintena de pollos y comprobamos la precariedad de la salud de los tres, consecuencia lógica de su obligada endogamia. Pero no respiraban pesimismo. Un folleto que nos tocó comprar, pedía a los cristianos que les ayudáramos monetariamente, para que pudieran subsistir y nosotros continuar predicando inteligiblemente el episodio evangélico de Jesús con la samaritana. He leído que, en la actualidad, se permite el matrimonio con mujeres ajenas a la comunidad, con tal de que acepten la fe samaritana, buena prueba de ello es lo que después contaré. En otras ocasiones, nuestra visita se había limitado a la cumbre del Garizin, su montaña sagrada, donde se edificó el templo rival del de Jerusalén, y al que se refirió la interlocutora de Jesús, junto al pozo de Jacob, a poca distancia de los lugares a los que me estoy refiriendo. Nuestro contacto personal había sido mínimo. Por otros caminos, léase Telepace e Iton Gadol, había ido siguiendo los avatares de esta peculiar comunidad.
La sorpresa de esta vez fue que toda la comunidad habitaba en la cima del monte. Según me informan, el gobierno israelí edificó el poblado a sus expensas, con su correspondiente sinagoga. A la hora señalada, acudimos al domicilio y la primera sorpresa que tuvimos fue que quien nos abrió la puerta era una atractiva joven de apariencia europea, luego he sabido que procedía de Ucrania, que era esposa del tercer hijo y que la había conocido durante su estancia en Ginebra, mediante una agencia matrimonial. Introducidos amablemente en la estancia, que era un comedor de aspecto burgués, con ricos adornos de diversa procedencia, objetos de bello cristal finamente tallado o de madera bien labrada. Pronto se presentó el Sumo Sacerdote, el que ocupaba el lugar 133 después de Aarón, según afirmó pausada y solemnemente. Miró el sobre que le entregó el Hno. Rafael, que contenía un donativo suyo y nuestro y, como ya sabíamos de antemano, se quejó de que había poco dinero, le dijo que no disponíamos de más capital y lo guardó sin insistir. Fui presentado como sacerdote y periodista y me honró con sus amables atenciones. Pasamos con él algo más de una hora. Nos explicó que, entre todos, en aquel momento, eran 760, pero que estaba a punto de nacer un miembro más. Al observar mi grabadora de audio digital, me dijo que se la diera, a lo que contesté que era parte imprescindible de mi equipo, que, en llegando a casa, le enviaría una y aceptó de inmediato. Adelanto que sus últimas palabras, al despedirnos, fueron: recuerde lo que me ha prometido y que la palabra de un sacerdote, es sagrada. Cumplí y, poco después de volver, se la envié. He sabido que la recibió ilusionado como un chiquillo.
La entrevista era cordial, el Hno Rafael fue un fiel y paciente interprete. Estuvimos acompañados siempre por la esposa, que no pronunció ni una sola palabra. La nuera entro en un determinado momento, para ofrecernos té con pastas. Todo muy europeo, como la musiquita que sonó, procedente de un teléfono móvil, que era una conocida melodía de Mozart. Le rogué que me recitara la “shemá” a lo que accedió gustosamente. El texto hebreo no ocupa más de cinco líneas, no sé que es lo que dijo él en lengua samaritana, pero pasó un buen rato pronunciándola.
En el ecumenismo siempre se habla de la importancia del diálogo. Imagino yo, cuando oigo la expresión, que se trata de enviarse mutuamente, telegramas de contenido teológico y me río de ello. Creo más bien que debemos establecer lazos de amistad, cosa que practico en mis encuentros, tanto de cristianos de otras confesiones, como de musulmanes o judíos, sin olvidar a los ateos y a los que tanto proliferan hoy, llamándose a sí mismos agnósticos. Mi colaboración es de eficacia minúscula, estoy completamente convencido de ello, pero también que es un granito de sólida arena, que colabora en la edificación de la esbelta torre de los adoradores del único Dios, llamado según el idioma propio de cada comunidad, con diferentes nombres.
Ha muerto el Sumo sacerdote, volverán los samaritanos a ser 760. Le ha sucedido su hijo mayor, escogido por los sacerdotes, pero que ya venía preparándose de tiempo atrás. Así como la sucesión en el mundo judío es matriarcal, en el samaritano lo es de padre a hijo., Continúan rezando estos judíos, no reconocidos como tales por los que así se denominan, habitando en territorio palestino, en la ciudad de Nablús, subvencionados y protegidos por el gobierno israelí. (sé que también reciben ayuda por parte de la Custodia Franciscana). Paradojas de la vida. No analizo la cuestión, me limito a rezar por él.