Evangelización

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja    

 

Internet asombra. Pensar que uno puede realizar, sin moverse de casa, el encargo del Señor: id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura, es impresionante. Trato por tanto de ser fiel a este deseo del Señor y lo pongo en práctica de la siguiente manera. Voy pensándolo el artículo que escribiré, durante la semana, en cualquier momento y lugar, redacto al final. Una vez corregido y enviado, rezo. Ya he dicho más de una vez que una de las prácticas de plegaria que practico diariamente, es la de la simple intercesión. Entro en mi iglesia, a muy pocos metros de donde estoy escribiendo y sin tener que salir al exterior, con el sagrario abrazándolo, voy recitando nombres o lugares. Como si se tratase de una letanía, voy añadiendo: buenos días o buenas noches, les des Dios. O buenas eternidades, o buena salud, o buena fecundidad matrimonial, o buena Fe bautismal, etc. Añado también: a mis lectores: buenos días o buenas noches, les des Dios.

Pretendo siempre que el artículo tenga un contenido enriquecedor espiritualmente. Si se trata de papel, se ha tenido que pagar por la adquisición de la revista, si es por la Red, adquirir un PC o Mac y mantener la conexión, también cuesta dinero. Debo por tanto ser honesto y dar religiosamente más de lo que se ha pagado monetariamente.

Yo no se de qué habla la gente por las calles y otros foros. Según muchos, la gran preocupación es la pederastia en la que han caído alguno, poquísimos, clérigos. A mi me gustaría que se aprovechase la ocasión, para analizar el triste fenómeno. Porque que un sacerdote abuse de una criatura, cosa que yo no entiendo, ni apruebo, hay que advertir que, a trancas y barrancas, puede continuar viviendo, paseando y comiendo, en muchos sitios alejados del culpable y de donde fue agredido. Ahora bien, si quien abusó fue el padre, el hermano o el tío, la cosa se complica. Porque tal vez no pueda substraerse a la convivencia y siempre le resultará imposible borrar la relación personal que tiene con él. ¿podrá un catequista decirle a un niño que Dios es padre, si ha experimentado una tal agresión?. ¿o que los cristianos somos la familia de Jesús, si en el seno de la suya, ha sido de tal manera maltratado? ¿tendrán sentido aleccionador tales expresiones?

Constata uno, la enorme ignorancia que hay entre las gentes de lo que es ser cristiano. Se tiene una idea muy pobre. Me disgusta enormemente el comportamiento, por parte de muchos. Más que predicar doctrina de salvación, motivos para gozar felicidad, parece que dediquen sus esfuerzos a la moralización, sin facilitar fundamentos.

Condenar el aborto, en una sociedad donde para muchos, la mayor preocupación que tienen es la extinción de alguna especie animal, es un error. Hablemos primero de la dignidad de la persona humana, muy superior a la de cualquier perro faldero. Es preciso añadir, sin dejar pasar la ocasión, que todo hombre está propuesto para ser santo, o que una de las grandezas del matrimonio, es la posibilidad de colaborar con Dios, a que haya santos. ¿de qué sirve la doctrina de la paternidad responsable, si se rinde culto sin freno al animal mascota, compañero inseparable y costoso de adquisición y mantenimiento?.

Se debe inculcar desde la infancia, que un santo, es un hombre muy superior al mejor deportista olímpico o al cantautor de mayor éxito. Y que así como para lograr triunfos atléticos o musicales, se ha de disponer de capital y medios técnicos, para ser un santo del calibre de Francisco, no es preciso ni siquiera disponer de ropa que ponerse. Y es solo un ejemplo emblemático. Se dirá: a la juventud de hoy esto no les gusta. ¡como si los muchachos y chicas romanos o atenienses, estuvieran ávidos del evangelio y fueran al circo a admirar a los cristianos que predicaban a las fieras! Pese a que la doctrina de Jesús les tuviese sin cuidado, el evangelio predicado, oportuna e inoportunamente, triunfó.