Valvanera

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja    

 

No soy riojano. Si alguna referencia puedo dar que acredite el porqué de este articulo, es que mi madre era calagurritana, de aquí que amara yo también estas tierras. Vinculada ella a la devoción carmelitana, creo que nunca visitó el lugar. Por mi parte, lo he hecho en dos ocasiones. Para quien no tenga noticia, diré que se trata de un monasterio benedictino, vinculado al santuario de la Patrona de La Rioja. Los monjes supieron siempre escoger lugares elevados, alejados del bullicio y bellos. Continúa en la actualidad la comunidad benedictina y la imagen mariana en su sitio. La hospedería también y el correspondiente licor. Suvenir que uno se trae de cualquier rincón de estos

Dicho lo que antecede como marco, añado que en Cataluña hay una cofradía de la Virgen de Valvanera y que en la Costa Brava tiene una minúscula ermita a ella dedicada. Añádase que la cofradía radica en la iglesia barcelonesa del Pilar y que su párroco es Mn Pere Boixaderas, compañero de excursiones y amigo. Fue él el que me explicó estos detalles y me invitó a la fiesta anual. Asistí ya el año pasado.

Contaré mis impresiones, aquellas que pueden interesar a otros. El núcleo del encuentro es la mencionada ermita, en Castell d’Aro. Cuando ya está todo el mundo en su sitio, que nadie sabe cual es el suyo, ni exactamente la hora de convocatoria, se reza el rosario. El fundamental y los pequeños añadidos, que me recuerdan costumbres familiares que tenía olvidadas. Disfruto con ello. Empieza la misa, se trata de una concelebración. Los dos años la ha presidido D. Felipe Abad, canónigo de Calahorra e historiador, académico y no sé cuantas cosas más. Concelebramos el párroco del territorio, Mn Ernest Zaragoza, también historiador, Mn. Boixaderas, lingüista, y yo, que no sabría como definirme. En el momento correspondiente, tiene lugar la admisión de nuevos cofrades: bendición e imposición de la insignia correspondiente. A la antigua usanza. La cofradía es riojana, pero varios apellidos son catalanes. He observado desde el principio, que muchos adultos y jóvenes hablan catalán entre ellos. Detalle interesante, que a nadie molesta.

No pretendo escribir una crónica, sería demasiado tarde hacerla. Quiero señalar la diversidad de orígenes y la unidad de corazón. Son cofrades y algunos vinculados a otras comunidades o prelaturas. En otro orden, el propietario próximo y que se siente muy vinculado, nació aquí y se siente catalán, pero su pasaporte es belga y la lengua que utiliza siempre que habla con su madre es el flamenco, su esposa es colombiana. Lo curioso y elogiable, es que nadie se ufana de sus títulos, ni procedencias. Lo que nos une es la devoción a Santa María, una devoción sin alardeos. Los nuevos movimientos y contemporáneos “inventos” en la Santa Madre Iglesia, le han dado nueva vida, pero todos sabemos que, con frecuencia, se han hecho exclusivistas, herméticos y hasta fanáticos. Celebro que nada de esto ocurra aquí. Me encuentro a veces en la misa del Montanyà con fieles a los que pregunto si pertenecen a alguna organización y su respuesta es sencilla: no, soy un cristiano de parroquia, colaboro como lector o en Cáritas, etc y me alegro al escucharlo. Puede uno dialogar sin miedo a pisar convencimientos excluyentes o tajantes afirmaciones. Esta fue la atmosfera espiritual que se respiraba en la fiesta. En el Cielo a mis abuelos y a mi madre, mi asistencia, aumentó su felicidad eterna, estoy seguro.