Continuando por Europa

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja    

 

Visito edificios sin olvidar su origen y las vivencias que los engendraron, son su alma. Recuerda uno las Cruzadas en Amiens y piensa en Pedro el Ermitaño, soñador de empresas. Me interesaba Reims para revivir el espíritu audaz e ilusionado de Juana de Arco, que en esta catedral vio cumplido el deseo de ver a “su Delfín” coronado y acabada la guerra que los varones no habían conseguido en cien años. Antes de llegar a la capital de la Champaña había pasado un buen rato en Domremy la Poucelle, allí donde nació y escuchó las inspiraciones de lo alto y donde inició su gesta la Doncella de Orleans. Mucha gente la conoce solo por películas, ignorando la audacia que supuso su fidelidad. No hay duda que ciertas jerarquías eclesiásticas de hoy, obran con autoritario atrevimiento, y no seré yo quien lo niegue, carente de audacia profética, lamentable, y nadie me negará que esta chica la tuvo. Pese a las prisas de la visita y a la diferencia de edad entre la mía actual y la de ella cuando escuchó la llamada, no dejé de rezarle para que intercediera y pidiera a Dios que me continuara concediendo a mí un poco de esta virtud y la piedad que siempre conservó. Buscaba encontrarme en Rouen acotado al aire libre el lugar donde se la martirizó, pero tuve la desagradable sorpresa de que en la bonita “Place du vieux marche”, que conocí allá por los sesenta, se había levantado un edificio moderno y estaba cerrado.

La de Laon es el eslabón entre Saint Denis y las cuatro grandes catedrales y nunca la había podido ver, las otras en varias ocasiones. Es hito importante en la Ruta jacobea.

A Domremy me llevaba la admiración a Juana, gocé de silencio y también de oración. A este rincón no acude el turismo, pese a ello no pude ignorar a un sacerdote que llegaba. Debía yo también ser fiel a mis criterios y me atreví a saludarle. Era alemán y hablaba perfectamente francés, pudimos entendernos. Le pregunté con cierta ironía que qué hacia un germánico en tal lugar. Me contestó que estaba muy cercano a la frontera, gozando de vacaciones y las aprovechaba para visitar los lugares significados por su valor de peregrinación. De Juana de Arco pasamos a la representación del Espíritu Santo en forma de figura femenina que hay en su tierra. Me ha mandado un archivo con una foto que desconocía y me promete otro más. De nuevo admiro la imaginación de Dios que me pone en contacto con una persona tan gentil.

No tenía interés por visitar Mont Saint Michel, pero quienes me acompañaban sí lo tenían. Fue lamentable la experiencia. Todo allí son tiendas. A diferencia de Lourdes, que tanto se critica, lo único que uno puede ver gratis son los establecimientos comerciales. Sabía que desde hace poco tiempo el monasterio estaba ocupado por una institución de moderno corte. Pensé que tal vez podría tener algún conocimiento, nada de eso, al acercarme me preguntaron si había adquirido el correspondiente tique, les dije que era sacerdote y quería rezar. Me contestaron que debía pagar. Les dije que en ninguna de las cuatro iglesias que yo era responsable, exigía entrada. Aquella era una iglesia especial, me dijeron. Pensé que tal vez en el Sagrario, en vez de la Eucaristía, tenían encerrado al Espíritu Santo y me fui. Estoy convencido de que a esta islita no le faltarán turistas, pero que si siguen así, esta comunidad difícilmente suscite a nadie un interrogante trascendente.