Vigilia de la Natividad del Señor. Misa de Nochebuena

San Lucas 2, 1- 14: Nochebuena: El primer Villancico

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- El evangelista Lucas pone interés en señalarnos fecha y sitio del acontecimiento, pero su forma de medir el tiempo no es la nuestra y nos quedamos, por ahora, sin saber cuando nació Jesús. El lugar sí lo conocemos y todavía tiene el mismo nombre, se trata de Belén a unos 10km de Jerusalén. Nació allí porque las órdenes del emperador de Roma obligaban a inscribirse en el lugar de origen de la familia. José y Maria llegaron cuando pudieron, viajaban como podían. Imaginémonos a la joven pareja con su borriquillo, cargado con lo necesario para vivir una temporada: ropa y comida, pues.

Desde Nazaret, donde residían, hasta Belén, hay unos cuantos días de camino y María, cuyo embarazo estaba avanzado, llegaría muy fatigada. Le habrían explicado, la familia y las vecinas, qué se sentía cuando llegaba el momento de dar a luz, así que sería consciente de ello y se lo comunicó a su esposo José. La cosa no era sencilla, a la gente honesta no le gusta que un nacimiento ocurra en público, así que lo primero que procuró el marido es un lugar donde su esposa gozara de intimidad y lo encontró en un sitio donde, como único detalle, se nos dice, que había un pesebre. También cuenta la tradición, no el evangelio, que el esposo fue a buscar a alguna mujer experta que pudiera ayudar en el parto y fue tan afortunado que halló a dos buenas matronas que se ofrecieron a hacerlo. Al llegar a la habitación se encontraron con que ya había nacido el Niño. En las bellas pinturas que se hicieron por aquellas tierras, y que aun se reproducen ahora, se ve a las dos comadronas lavando al Niño, para después verlo abrigadito, durmiendo en el pesebre. Los pintores de aquí, por una serie de razones, nos ponen a la Criatura desnudita del todo, como si Santa María hubiera sido una madre irresponsable y desprevenida. El evangelista se preocupa de advertirnos lo contrario: lo envolvió en pañales. (esta manera de vestir a los niños ya no se utiliza en muchos sitios, pero hasta hace muy pocos años se ha hecho así siempre).

María después quiso descansar, el largo camino y la labor del parto la habrían dejado desecha, y sería entonces cuando ella, o las mujeres acompañantes, decidirían que el Niño reposara en aquel comedero. Seguramente tendría paja y podría dormirse, como hacen todos los niños recién nacidos. Dormir sobre paja era muy corrientes hasta hace poco tiempo, el lecho resulta blando y aísla del frío ambiental. El único que no podría dormir sería San José. Las madres esperan y notan tanto al hijo en su seno, que una vez lo han abrazado y han visto lo pequeñito que es, se duermen felices. Para los hombres es diferente. Por mucho que lo esperen, el nacimiento siempre es una sorpresa y no dejan de mirar asombrados a la criatura recién nacida, sin casi atreverse a tocarla.

2.- Por aquellas tierras había pastores con sus rebaños. Antiguamente, y aun ahora en algunos lugares, pastores y agricultores no hacen buenas migas. Los primeros dicen que ellos no se humillan agachándose para arañar la tierra. Los que cultivan el terruño, se distancian ante este orgullo y los desprecian, porque llevan en la soledad del desierto una vida un poco salvaje, ni van a la sinagoga, ni descansan los sábados. Dios no margina a nadie, no hace diferencias, su imaginación es portentosa, así que envió a unos ayudantes suyos, que nosotros llamamos ángeles, para que fueran los pastores del contorno los primeros que se enteraran. El Señor quiere mucho a los hombres y no sabe guardar secretos con sus amigos, así que los enviados se apresuraron a darles la noticia y a continuación se pusieron a cantar, fue el primer villancico de la historia. Nosotros les imitamos y también estos días los cantamos. Cuando lo hagáis vosotros procurad que vuestras voces las pudieran acompañar las de los ángeles, porque a veces se escucha cantar cada tontería, que da vergüenza oírlo.

3.- Ya sabéis, aquellos pastores no les dijeron a los ángeles que a ellos ni les iba ni venía la noticia, o que pasaban de estas cosas, no, se fueron a buscar a aquel Niño prodigioso, les encantó tanto verlo que, enseguida, olvidando rivalidades, empezaron a hablar del recién nacido a todos los del pueblo. Aunque supierais cantar como los ángeles, no dejéis de obrar como los pastores, explicad a vuestros amigos, a vuestros compañeros, a quien sea, que hoy, que es Navidad, los cristianos estamos contentos porque como aquel día en Belén, hoy en el altar, también ha nacido el Salvador. A lo mejor os dicen que no necesitan para nada un socorrista, que ya viven tranquilos y seguros. Si no sabéis responderles pedid a los mismos ángeles que os ayuden.

Cuando entréis en casa no dejéis de darle un beso a la figurita del Niño Jesús que tendréis en el belén y hasta le podéis cantar un villancico. En el Cielo Dios Padre, los ángeles y el mismo Jesús, os estarán escuchando contentos. No lo dudéis.