Fiesta. Bautismo del Señor

San Marcos 1, 7-11: Jesús se había hecho mayor

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Hace pocos domingos el evangelio nos hablaba también de Juan, el bautista (no confundirlo con aquel chico que se hizo amigo y discípulo de Jesús y tenía el mismo nombre). Este Juan, predicaba a la orilla del Jordán, en un lugar que ahora está en el Reino de Jordania y donde el río pasa lentamente y tiene bastante profundidad. Una característica del sitio es que es el más bajo de la tierra, está a 400 m. por debajo del nivel del Mediterráneo, eso ellos no lo sabían, entre otras cosas porque no se había inventado el metro, ni tenían aparatos para medir niveles, se dice esto para que no se piense que es una imaginación de los hombres, como pasa con la Tierra de Jauja, o el País de las maravillas, de los cuentos.

2.- Jesús se había hecho mayor, había pasado su vida trabajando en la construcción. Los edificios de aquel tiempo necesitaban mucha madera para sostener los techos o cerrar los recintos, así que uno que supiera resolver estas necesidades tenía siempre trabajo y no se moría de hambre. Pero este vecino de Nazaret, hombre social y emparentado con gente del lugar, no pensaba pasarse la vida ganando dinero y nada más, era consciente de que estaba destinado a cosas grandes y pensó que la manera de inaugurar la nueva vida que pensaba llevar, era presentándose a su pariente lejano, el bautizador, un hombre muy famoso, y hacerse remojar públicamente por él, para demostrar su cambio y lo que pensaba de su vida, (ya hablaremos otro día de esto).

La cosa era simple, sencilla, pensaba realizarla de incógnito, pero cuando llegó el momento, la Divinidad que residía en Él, no pudo resistir el silencio y estalló en un fenómeno asombroso. Fue como cuando estamos escuchando un concierto o una canción y la encontramos tan bonita, que no podemos quedarnos quietos y empezamos a aplaudir. O cuando llega un atleta famoso que acaba de ganar una competición, o un sabio que ha descubierto algo importante. Nosotros gritamos vivas, saludamos con hurras, bravos o alirón. Dios, en este caso, desde el Cielo, gritó contento: este es mi Hijo, mi mimado, era su forma de vitorear.

3.- Al evocar esto que pasó a la orilla del Jordán ¿estamos contentos de saberlo? ¿Jesús es nuestro admirado campeón? Pues a partir de este domingo iremos conociendo cuantas cosas maravillosas hizo. Y aprendiendo de Él, nosotros podremos ser buenos deportistas de su equipo.