III Domingo de Pascua, Ciclo B
San Lucas 24,35-48:
Dias de gozo

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Vosotros sabéis, mis queridos jóvenes lectores, que en las campañas electorales de los políticos, todos dirigen promesas y elogios a los oyentes y que el que triunfa, en sus primeros discursos, agradece y contenta a las gentes que le escuchan. Tal proceder es propio de ellos. Diferente es la manera que usaron los apóstoles para trasmitir el mensaje salvador de Jesucristo. Poca gente había conocido la resurrección del Señor, pocos habían experimentado su compañía gloriosa. Había llegado ya el momento de comunicarlo. Lo prudente, lo que hoy se llama “políticamente correcto” hubiera sido tratar de ignorar los defectos del auditorio y ganárselos con simpatías y sonrisas. Pedro se dirige a la gente de Jerusalén, judíos a los que quiere conquistar,  empezando por recordarles que fueron ellos los que prácticamente condenaron a Jesús. El extranjero dominador romano Pilatos, quería salvarle, ellos, les recuerda, se empeñaron en que debía morir y el gobernador se vio obligado a enviarlo a la cruz. ¡tan fácil que era echarle la culpa al militar! Un tal discurso resulta totalmente imprudente, pero se atiene a la realidad de los hechos, no a los criterios de un vendedor comercial. Es preciso empezar conociendo y aceptando la verdad, por molesta que sea.

Continúa el discurso del apóstol, reconociendo ahora que su proceder tiene excusas. Que no fueron culpables del todo, debido a su ignorancia. Desde esta realidad, les proclama la Resurrección, un hecho del que es testigo él y los otros discípulos, las mujeres compañeras y los demás apóstoles.

Deben, pues, arrepentirse y convertirse. Nada de fáciles componendas.

A ningún político se le hubiera ocurrido un tal proceder. No obstante la imprudencia, por este camino sinceramente radical, por muy molesto e inadaptado a los tiempos que parezca, fue creciendo la comunidad cristiana. Comparad esta situación, mis queridos jóvenes lectores, con la que vive el Papa estos tiempos, que sin subterfugios comunica los criterios cristianos, incomodando a muchos. Resulta  dificultoso, no hay duda de ello. No es él solo el que da testimonio de la verdad. En muchos campos de la vida, multitud de cristianos testimonian su Fe, aunque sean condenados al ridículo, aunque aparentemente fracasen, aunque incomoden.

San Juan nos comunica un mensaje de esperanza. Por muy pecadores que podamos haber sido. Y vosotros jóvenes os debéis examinar de holgazanería, de consumo injusto, de comidas, bebidas o cualquier clase de ingestas que atenten contra la salud, de orgullo y de buscar afanosamente el placer, entre otras cosas. Por muy malos que os sintáis, os repito, disponemos de un abogado defensor. Jesús lo es. Es abogado y sale fiador y avalador a favor nuestro. Es preciso plantearse una nueva vida en que el proceder responda, no al capricho del momento, sino al programa de Dios. ¿Qué no os sentís pecadores? Peor que peor, sois superficiales. Hurgad en vuestro interior. En la actualidad parece que los únicos malos fueron los grandes dictadores. Ellos fueron muy malos, porque eran muy grandes, nosotros somos muy malos o no tanto, de acuerdo con nuestras dimensiones personales

La lectura evangélica es preciosa y cómica. Vuelven los de Emaús entusiasmados y comparten con los amigos de la capital la maravillosa experiencia de los encuentros con Jesús. Están en estas y aparece el Maestro. Ellos gritan exaltados, ya sabían lo de la resurrección, pero pesa todavía la decepción de la muerte en cruz. Jesús lo entiende y más que a demostraciones filosóficas,  acude a un gesto simple: comer con ellos. En aquel tiempo no existían nuestras industrias conserveras. El pescado de su Galilea, lo tienen desecado y tostado. Él lo come satisfecho. Su realidad de resucitado no le exige comer, pero demostrar su humanidad se hace más evidente así, mejor que si les hubiera explicado el teorema de Pitágoras, por ejemplo. Era sencillo. Me gusta recordar este gesto del Señor comiendo en su recuerdo pescado a la plancha o al horno. Es una comunión imaginativa, sentimental si queréis, pero no solo de dogmas se elabora la Fe.

Como los profesores que resumen al final de curso la asignatura que han enseñado, el Maestro les recuerda lo que en su etapa histórica había dicho más de una vez. Y les encomienda que lo mantengan y propaguen. Por eso ha llegado hasta nosotros y a nosotros nos toca continuarlo.