V Domingo de Pascua, Ciclo B
San Juan 15,1-8: Sarmientos

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

El progreso de la ciencia se realiza generalmente gracias a las intuiciones geniales de algunos, que, recibidas con cierta desconfianza por otros, son sometidas a pruebas del laboratorio. Si se verifican una y otra vez y confirman las hipótesis, poco a poco, son aceptadas. Las substancias pueden esperar, muchas de ellas son inalterables, muchos progresos no son urgentes. Cuando se trata de personas, es diferente. Hay gente que es desconfiada por sistema. Recela de todos. Piensa que siempre la van a engañar. No acepta a desconocidos. Piensa mal y no errarás, dice el proverbio.

Empezaba de esta manera, mis queridos jóvenes lectores, porque observaréis que la comunidad de Jerusalén desconfiaba de Pablo. Era un advenedizo con malos antecedentes. Fue preciso que Bernabé se arriesgara a presentarlo y se comprometiese al hacerlo. ¿qué hubiese sido de la primitiva comunidad, si se lo hubieran sacado de encima y no lo hubiese aceptado en sus encuentros?. El grupito estaba expuesto a la cerrazón, como tantos otros, aun hoy en día, sufren este peligro. Explicar como uno es, aceptar como es el otro, incorporarlo a nuestra amistad, a nuestros proyectos, recibirlo como alguien que nos puede enriquecer, más que ser rival, cuesta mucho. No ocurrió así. A la decisión de Pedro, las intuiciones de Juan, la serenidad madura de Santiago, se le añadió la valentía personal y la audacia intelectual de Pablo. La endogamia empobrece siempre, también en la vida de la Iglesia, no lo olvidéis. Aceptaron a Pablo, le escucharon, le protegieron y, cuando llegó el caso, le facilitaron la huida. Si vosotros estáis incorporados a un grupo de preparación a la Confirmación, si pertenecéis a un movimiento cristiano, si pretendéis formar una comunidad, no desaprovechéis aprender la lección que os puedan dar otros de fuera. (1ª lectura de la misa de este domingo).

Hay que reflexionar, y es preciso examinarse, pero hacerlo en demasía puede perjudicar. Tal vez se caiga en el revisionismo estéril o se hunda uno en la depresión. La conciencia es un componente importante de nuestra interioridad, pero puede jugarnos malas pasadas. En algunos momentos, es necesario olvidar juzgarse a uno mismo. Aunque nos remuerda la conciencia. Huyamos de examinarnos. En algunos momentos, debemos dejarle a Dios el juicio, ocuparnos de sus cosas, de las cosas de Dios, y encomendarle que se ocupe Él de las nuestras, es una manera de ser humildes. Formación por la acción, era uno de los lemas de un movimiento juvenil muy activo y eficaz. (2ª lectura)

Muchos de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, desconoceréis como son los majuelos o las parras y como es el cultivo de la vid. Para los que escuchaban a Jesús, les resultaba muy didáctica y clara la comparación que le ponía, también lo es para mí. Nací en un pueblo, Pozaldez, donde abundaban las viñas. Junto a la puerta de mi casa de ahora, crece una parra que tiene más de 80 años. Gozo de la uva que me da en otoño y observo al hortelano que la poda con detenimiento cada año en invierno. La nudosidad de sus ramas es espectacular. Yo guardo los sarmientos secos que extirpa y, cuando llega este domingo, reparto unos tronquitos con una tarjetita, donde están escritas las frases fundamentales del evangelio de hoy. Todo sarmiento que no da fruto es cortado. No importa que la rama resulte decorativa, si está seca, la podan. Si no circula por ella la savia del tronco, no vale la pena conservarla.
Los sarmientos secos, en mi tierra, los quemaban en la gloria, una primitiva calefacción que por allí se estilaba. En otros sitios, servían para calentar las calderas donde se destilaba el aguardiente. Poco provecho se sacaba de ellos. Una buena rama, una rama unida íntimamente  al tronco, dará buenas uvas, sabrosa fruta. Aplastadas, si así se decide hacerlo, se obtendrán buenos vinos. En Jerusalén, en los aledaños de alguna de sus puertas , veo a mujeres sencillas que venden hojas de parra muy verdes. Me han dicho que ciertos manjares se preparan enrollados en ellas. También ellas, hasta poco antes, estaban unidas al tronco. Las secas nunca llegan al mercado.

Todo lo que sale de una rama unida es útil. El hombre impregnado de la Gracia a Jesús, da buenos frutos. Quien corta la comunicación con Él, se pierde, se extravía, no lo olvidéis.