I Domingo de Adviento, Ciclo C
San Lucas 21, 25-28. 34-36:
Vuelta a empezar

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Vuelta a empezar, recordando donde acabamos. Se trata de un hecho futuro que se anuncia como un gran triunfo: la entrada solemne de Jesús al final de la historia. Ahora bien, a fuer de sinceros, esto que se nos promete, ¿la gente lo desea? ¿Vive nuestro mundo interesado por esta venida? Me parece que, a los de nuestra cultura, les importa un comino.


Andan apenados por las estrecheces económicas, consecuencia de la tan cacareada crisis. Son conscientes de un posible cambio climático, de fatales consecuencias. Les atemoriza el terrorismo y la violencia que poco a poco, como una aceitera que gotea, va impregnando nuestro entorno. Pero a nuestra convivencia, le faltan ilusiones. Mas que de la gripe A, el ambiente sufre pandemia de carencia de esperanza, cosa que, aunque parezca de tono menor, es grave dolencia.


Os lo explicaré de otra manera, mis queridos jóvenes lectores. Esta temporada, entre otros problemas, he vivido junto a mí, la enfermedad grave de mi hermana. Se trataba de una serie de dolencias de las que no es preciso hablar. En el hospital las fueron atacando y venciendo, pero ocurrió algo inesperado: perdió ella totalmente el apetito. Conservaba la movilidad y el conocimiento, pero se veía incapacitada totalmente de comer. Al principio no le dieron importancia, pero llegó un día, que a los médicos fue lo único que les preocupaba. Persistiendo en esta actitud, peligraba su vida. A la ciencia médica, se le añadieron las oraciones, suyas y nuestras, y hoy gracias a Dios, vuelve a estar sana, ya que, finalmente, salió de la inapetencia. Trasladada la situación que he contado al plano espiritual y considerando que el paciente no es un individuo, sino nuestros vecinos, nuestros compañeros, la casi totalidad de nuestras gentes, es preciso dar la señal de alerta: un mundo en tal situación, va camino de la desaparición fatal. ¿qué estímulos podemos aplicar, para que se libre del peligro que le acecha?. Son ejemplo las descripciones del texto evangélico.


Las imágenes que se narran en el texto bíblico de este domingo, nos dejan hoy indiferentes. Decir que las estrellas temblarán, además de inexacto, preocupará tanto o menos, que la existencia de los agujeros negros, que, aun creyendo que puedan existir, a nadie quitan el sueño. Era preciso en aquel tiempo expresarse así, no lo dudéis. Es necesario analizar nuestra actualidad y expresarnos de manera diferente. La falta de amplio horizonte, lleva a la inapetencia espiritual. Si a cualquier cosa le llamamos cultura, por grosero y vano que pueda ser un texto. Si cualquier cacharrito electrónico nos parece imprescindible y el cambio por los nuevos modelos que de continuo aparecen, de perentoria necesidad … sufrimos grave anemia espiritual.


En tal estado, deberemos pensar, para nosotros mismos y para advertirlo a los demás, que una tal situación encamina al suicidio, más frecuente de lo que parece, y a la droga, que daña la salud y perjudica la economía individual, impidiendo el progreso y facilitando el crimen. ¡cuantas personas no pueden comprar libros o dedicarse a labores artesanales o al cultivo de creaciones artísticas, porque lo poco que tiene se les va en tabaco! Hay que agitarse y agitar las conciencias. Es posible conseguirlo, no ignoremos que no todo el mundo está como nuestro entorno.


Analizada con sinceridad la situación, reconociendo que no porque con el teléfono que siempre nos acompaña, podemos enviar mensajes SMS y oír la voz de alguien a quien llamamos amigo, pero que no es mucho más que simple compañero. Reconociendo que no es suficiente con que dos jóvenes salgan o vivan juntos, para gozar del amor, descubriremos y ayudaremos a descubrir, que Jesús ofrece su amistad y que nunca abandona. Y si nos preguntamos, o nos preguntan, si somos felices, podremos afirmar: pues sí, vivo contento, Dios me protege, me estimula a progresar, da sentido a mi vida, me ama. De aquí que con sinceridad pueda decir que vivo feliz.
Con mis mejores deseos y humildes oraciones, para que os sea bueno el curso que comienza, mis queridos jóvenes lectores.