Fiesta. Bautismo del Señor, Ciclo C
San Lucas 3, 15-16.21-22Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja
Si cada cultura y
cada tiempo de esta cultura tiene su lenguaje peculiar, lo que llamamos argot,
también tiene sus signos. Para entender ambos lenguajes es preciso estar
sumergido en el ambiente. Pongo un ejemplo. Cuando hoy en día decimos que
alguien ha caminado sobre la alfombra roja, estamos señalando que se trata de
una persona privilegiada, invitada y con probabilidad candidata, a recibir una
condecoración. Hace unos años hablar de una alfombra roja o de otro color, nos
hubiera dejado indiferentes. Algo semejante ocurre con la camiseta que viste el
líder de una carrera ciclista. Entiende el significado el entusiasta seguidor de
tal deporte. Ahora mismo, mis queridos jóvenes lectores, no puedo acordarme del
que corresponde al Tour de France y me acuerdo solamente de la maglia rosa del
giro de Italia. Hay que estar metido en el ajo, para entender el lenguaje de los
símbolos.
El bautismo, el remojón ritual, era un signo que en aquel tiempo practicaban los
judíos para aceptar solemnemente a un prosélito. Lo hacían en un lugar escogido
y bien preparado. Dicen que el de Besalú, población catalana, es el mejor
conservado de Europa occidental.
Los famosos monjes, seguramente esenios, de Qumram, también sometían al novicio
a tales ceremonias.
Hay que estar enterado de las costumbres y hay que haber permanecido por
aquellas tierras, para entender el gesto. Si os digo que en general son
territorios donde escasea el agua y donde la temperatura puede alcanzar los 48
grados, comprenderéis un poco lo apetecible que resultaba una tal ceremonia.
El texto de la misa de la fiesta este año, que sigue el ciclo C, es del
evangelista Lucas. No da detalles, los primeros destinatarios sabían bien de qué
se trataba. Sorprende, pues, que el gran Juan, el conocidísimo precursor, afirme
que lo que el hace no es más que un simple proyecto de lo que se está
preparando. Él lo practica con agua, elemento que abundaba en aquel paraje del
Jordán, pero lo importante será lo que vendrá más tarde: una inmersión en
espíritu Santo y en fuego. Sin duda sus palabras, las del Bautista, indican
humildad, pero el auditorio no lo entendía. Añádase que, como si nada hubiera
dicho, él continuaba remojando, es decir bautizando.
Pero llegó un día, uno de tantos días, que entre la multitud se acercó
anónimamente Jesús y anónimamente quiso ser sumergido.
Siendo como era un signo de penitencia, lo practicaba Él, que de nada debía arrepentirse. Ante tamaña humildad, la Divinidad no pudo resistir y se manifestó en pleno. Primero el Espíritu, cual paloma que se posa en un lugar que le complace. A continuación intervino el Padre. (Hay que advertir, que si afirmamos que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre, es decir se encarnó, de ninguna manera decimos que la Tercera se hizo paloma, de otra manera se empalomó, ni que el Padre fue una simple y perdida psicofonía).
En este momento solemne, lo importante fue el mensaje, la declaración: aquel
sencillo galileo, era el Hijo amado y predilecto del Padre. En consecuencia los
que lo oyeron y lo que nosotros debemos escuchar y asimilar, es esta definición
que la vuelvo a repetir: Tu eres mi Hijo, el amado, el predilecto. Bueno será
que nos planteemos si lo recordamos con frecuencia. Que Jesús, sus enseñanzas y
su manera de obrar son admirables, nadie cuerdo lo duda. Pero no es suficiente
si le queremos ser fieles. Es preciso hablarle, lo que llamamos oración de
súplica, que si es exclusiva nos convierte en pedigüeños. También es necesario
reconocerle como Dios, que no solo es acto de justicia, proclamárselo nos da
también confianza, sabemos así en quien nos fiamos.
NOTAS MARGINALES. El lugar del bautismo está perfectamente acotado en el
evangelio de Juan. Se trata de una Betania situada en la otra orilla del Jordán.
La separaba de la que tenía el mismo nombre y donde vivía Lázaro, Marta y María,
unos 30 Kms. Hoy en día, la situación estratégica del sitio, ha ocasionado que
por el lado israelí, es decir el occidental, esté sembrado de minas anti
persona. Al mismo convento franciscano donde había palmeras, hoy nadie puede
acercarse. Para consuelo de peregrinos, el ejército permite acercarse a los
católicos, los latinos allí nos llaman, el último jueves de octubre. He estado y
concelebrado en dos ocasiones, es una maravilla. Por el lado Este, los
jordanos han adoptado una actitud diferente. El paraje es un parque natural,
sometido, pues, a las correspondientes normas. Los arqueólogos descubren restos
de época bizantina y posteriores. Se levantan ahora algunas modernas
iglesias de los diferentes ritos.
Debo confesar que el río, el Santo Río Jordán, se ha hecho vertedero al Mar
Muerto de cloacas, en consecuencia el agua baja sucia y maloliente. Los que nos
traemos como recuerdo algún envase, debemos hervirla y filtrarla.
El gobierno israelí, para consuelo de viajeros, ha montado, en un lugar próximo
a la desembocadura del lago de Genesaret, el llamado Yardenit, un espacio apto
para bautismos auténticos, lo he presenciado en diversas ocasiones, o para
renovación simbólica del sacramento. Personalmente, me gusta mojar mientras digo
seriamente: recuerda y renueva tu bautismo, que se hizo en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. (En este sitio sí que el agua es pura y
cristalina).