El día del Bambino

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: En torno a Adviento y Navidad

 

 

Una preocupación que late en el “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia” es la de mantener a ésta en estrecha relación con la liturgia, mantenerla con todos los honores, y no dejarla derivar hacia lo banal, lo supersticioso o lo puramente decorativo.

 

El Nacimiento, Belén o Pesebre, no importa cómo quiera llamársele, tiene entrañable contenido familiar y piadoso, pero, aun así en los tiempos actuales ve peligrado su mensaje cristiano por algunas circunstancias de las que hablaré sucintamente. En primer lugar una característica, que no me atrevo a llamar peligro, pero sí que representa de alguna manera una cierta banalización, se trata del coleccionismo. El autor de estas líneas confiesa que ha caído en ella y posee unos cuantos belenes procedentes de los cinco continentes. Puede resultar una preciosa muestra de expresión cultural y de las diferentes maneras con que se vive y representa el misterio de la Navidad, pero también puede convertirse en un objeto de inversión de capital o de pura satisfacción personal. Resulta nefasta costumbre la introducción de figuras inadecuadas que nada tienen que ver con el misterio que se celebra o con el lugar donde ocurrió(1). Estoy pensando en futbolistas o en el grotesco “caganer” (2) que algunos se atreven a decir que es la figura central del Nacimiento catalán o que resulta ser tradicional en este país. Ambas cosas son falsas según dictamen de las mejores asociaciones de Pesebres, interesa sólo a los que han perdido el sentido de lo sagrado en esta tradicional representación, o se dejan arrastrar por el consumismo o por el puro interés coleccionista. Lamenta uno observar en algunas casas alejadas totalmente de la Fe, con decoraciones que para nada expresan criterios de vida cristiana pero que durante las fiestas navideñas, como un adorno más, se pone un Nacimiento, de figuras de elevado precio o de confección extravagante. Piensa uno en el sonrojo y la pena que hubieran causado al humilde “poverello” de Asís de haberlos visto en Greccio.

 

No sería honrado señalar peligros o equivocaciones sin aportar alguna idea positiva. Lo que explicaré no es de invención propia, lo he aprendido y visto por televisión. En Roma, algún domingo anterior a la Navidad, los niños de la Ciudad Eterna acuden con sus niñitos Jesús que pondrán en su nacimiento familiar, a la plaza de San Pedro, a la hora del Ángelus y elevan sus “bambinos” ingenuamente para que reciban la bendición del Papa.

 

Esta idea me pareció muy interesante y la propuse a las familias. Como donde celebro la comunidad es muy reducida y el hecho carecía de tradición, pensé que no resultaría educativo que unos niños viniesen a misa con la figura de su Belén y que a su lado su compañero careciese de ella. Para evitar este peligro me decidí a sacar un molde de silicona de una de las tantas figuras que tengo e hice unos cuantos ejemplares en humilde escayola. La iniciativa dio un buen resultado, pero diferente de lo previsto. No solamente tuvieron un “niño” los chiquillos que no lo habían traído, sino que lo recibieron mamás o abuelas que quisieron llevárselo para decorarlo. El “niño Jesús de misa”, como algunos lo llamaron, policromado o no, ocupó un lugar preferente en el Belén familiar y consiguió una relación simbólica entre la representación plástica y la acción litúrgica.

 

Idéntica finalidad se ha puesto en la visita a la familia y al reunirse todos alrededor del Nacimiento, cantar juntos alguna canción, o recitar alguna sencilla plegaria. El ver al sacerdote, que conocen por la misa dominical, compartir con ellos el gozo de su belén le da a este un especial significado sacro.

 

Uno puede no estar preparado para confeccionar moldes de silicona y sacar figuras, o no tener tiempo para hacerlo, hoy en día en las tiendas que ofrecen material para manualidades se encuentra con frecuencia sencillas figuras que pueden perfectamente conseguir lo que se ha dicho.

 

Los pequeños “bambinos” se bendicen en la misa siguiendo alguna de las oraciones que ofrece el Bendicional, entre los números 1246 y 1271, cambiando el plural del texto por el singular, o la expresión nacimiento por imagen de tu Hijo.

 

A continuación se ofrece un ejemplo:

 

Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición + estas imágenes nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

(1)   No se trata de condenar la introducción de anacronismos inocentes o errores comunes, desde oficios artesanales que no existían, vegetaciones desconocidas por las gentes de aquellos lugares y tiempos, o marcos arquitectónicos que no son propios de entonces. La tan común cúpula blanca no existía en la Palestina de entonces.

 

(2)   “Caganer”, en catalán, que se podría traducir por cagón, o el que está cagando (y perdónenseme las expresiones) últimamente se ha acudido a poner esta figura en esta situación y en el centro del nacimiento, representando a su vez a personajes de la vida social o profesiones de cierto renombre, para hacer mofa de ellos o de ello.