La meta volante

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Un día llegó una chica enojada. Hacia tiempo que salía con un chico y se había cansado de él. Quería casarse pero a él no le parecía nunca que había llegado la hora, finalmente, cansada de esperar, lo había dejado. Lo había dejado libremente, pero aun así, sufría mucho.

El Señor la miraba con ternura:

-Has tenido suerte, has sido afortunada al decidirte a dejarlo. Tu vida a su lado hubiera sido una equivocación.

-Pero hacía tanto tiempo que salíamos juntos y todo nos iba tan bien... el único problema es que yo quería casarme...

-Sí, hacia tiempo que salíais juntos, pero seguramente no habíais dedicado demasiado tiempo a proyectar vuestra futura vida juntos, que es muy diferente...

-No, si él ya pensaba que un día nos casaríamos, repetía que ya llegaría el día, que había que dar tiempo al tiempo. Pero nunca llegaba el momento de señalar una fecha.

-Hay muchos jóvenes de ahora que salen juntos, que se pegan el uno al otro, pero que no proyectan juntos, que no se comprometen juntos, que no trabajan juntos en actividades provisionales, en pequeñas empresas útiles, que les ayudan a adaptarse, a conocerse trabajando, no solo paseando, a aprender a soportarse, a saber seguir el ritmo del otro cuando es diferente al ritmo propio.

-La vida es como una gran carrera ciclista. El corredor que la empieza sabe que cada recorrido tiene un sentido peculiar. Es diferente el "Tour de France" que una carrera regional. Es diferente una etapa llena de curvas, de subidas y bajadas, que un tramo cronometrado. Sabe, eso sí, que hay unas metas volantes que debe tener en cuenta, que hay premios de montaña y finales de etapa, pero nunca se olvida del final de la carrera. Las metas volante parece que llegan de repente, se tienen en cuenta, sí, pero nadie se para en ellas, ya que cada ciclista aspira a ser líder hasta al final y, para conseguirlo, no puede distraerse. A nadie se le ocurre ganar la montaña para, después, abandonar la competición; todo el mundo sabe que se debe formar un buen equipo, tener un médico, compañeros que se animen mutuamente, una firma patrocinadora, etcétera ¡Tanta gente interviene en el triunfo de un buen ciclista...!

 -La boda es como una meta volante en un equipo formado por un chico y una chica que tienen juntos un proyecto de vida. No hay meta volante si no hay carrera, no tendría sentido pasar a toda velocidad por un lugar sin saber a dónde se va. Seguramente que habrá "etapas de montaña" con sus premios correspondientes, a esto le llamamos hijos; y finales de etapa, que son el paso por los diversos períodos de la vida matrimonial en su propia evolución, hasta quizá accidentes, como la crisis de convivencia o calambres en las piernas, como las dificultades en la economía doméstica, etc. Pasan muchas cosas en las grandes pruebas deportivas, como también pasan muchas en la vida matrimonial. Pero es muy aburrida la vida de aquellos que han hecho el único propósito de salir a pasear juntos aunque puedan sostenerse juntos, aunque puedan “pringarse” juntos. Al final del caminar sin sentido no se llega a ningún sitio.

      ¡Niña! De buena te has librado. Vuelves a tener la oportunidad de encontrar otro compañero, y elaborar y llevar a término un proyecto de vida juntos. Recuerda que cuando acaba el “Giro”, viene el “Tour”, y después la “Vuelta” y mas tarde la “Volta”, y además hay carreras en pista cubierta... Las oportunidades en la vida son muchas para los que están decididos a correr y a ganar.

      ¡Chiquilla! Aspira siempre a ganar con tu enamorado, como si se tratase de un campeonato de dobles en un campo de tenis.