Las ruedas del coche

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

      Vino un día un hombre que parecía, por lo que explicaba, que estaba muy interesado en las cuestiones del Reino. Al principio pregunataba mucho y se hacía notar por sus apreciaciones personales. El Señor se dio cuenta enseguida y no le hizo demasiado caso. El individuo poco a poco se fue apartando y se le veía siempre hablando con uno de los compañeros de no se que negocios, de tal manera que este compañero también se fue alejando del proyecto del grupo. Todos descubrieron que las doctrinas del Maestro no habían sido mas que excusas para atraerse a aquel camarada y apartarlo del equipo. Pero el Señor no los expulsó, les seguía de lejos.

      Comentándolo un día,  les dijo:

      - A las personas hay que mirarlas como a los vehículos. Si veis un coche estacionado y queréis saber hacia dónde se dirigirá al ponerlo en marcha, no os fijéis únicamente en la dirección de la carrocería, mirad hacia dónde van las ruedas, ya que será en este sentido en el que marchará todo el vehículo.

      Escuchad las palabras que os dirigen, pero observad también las miradas y analizad sobre todo la actitud interior.

      No siempre tenéis que rehusar al que se dirige a vosotros y trae una intención diferente de la que manifiesta. A veces son vivencias inocentes, intereses ingenuos, los que los mueven sin que sean del todo conscientes de ello. No os extrañe si un chico se acerca a vosotros hablando de una materia y en realidad lo que ocurre es que entre vosotros hay una chica que le gusta. O que una chica venga entusiasmada por lo que os lleváis entre manos y, en realidad lo que quiere es estar cerca del chico que la emociona y que la atrae. Siempre ha sido así. “Sed astutos como serpientes”, dije un día. Vosotros, sin condenarlos, aprovechaos para hacerles descubrir nuevas cosas, nuevos criterios, nuevas exigencias.

      Observad atentamente, no os dejéis engañar, pero tampoco perdáis la ocasión. Habrá enamoramientos y habrá nuevos discípulos para el Reino. Todo esto lo conseguiréis si estáis ojo avizor y sois responsables.