La linterna menuda

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Cierta actitud interior de los amigos preocupaba mucho al Señor. Algunos procuraban solo su proximidad física o su relación con él únicamente en las actividades de postín. Muy ufanos decían a veces “yo siempre voy con Él” o “me ha nombrado su administrador” o “he recibido su encargo de preparar...”

El Maestro no hacía demasiado caso, les advertía con frecuencia que lo importante era la actitud personal, la postura hacía los demás a partir de lo que era y poseía cada uno.

Les decía un día:

- Mis seguidores, los que quieran ser mis amigos, es preciso que se sientan  siempre misioneros. De otro modo, por pegados que a mí estén, no serán más que mediocres inútiles si no se transforman en molestas garrapatas.

Y añadió una parábola:

- A un hombre le trajeron de América una linterna pequeñita, era toda ella un encanto de diseño y de capacidad de iluminación, una maravilla ergonómica, como se dice hoy en día. Con petulante orgullo hablaba de ella muchas veces, mucho más si la concurrencia era numerosa, pero la linternita siempre la tenia muy bien guardada.

A veces hablaba elogiando los avances de la técnica, lo hacía de tal manera que muchos ni se daban cuenta de que hacía referencia a una cosa de su propiedad, parecía una cosa premiada en una exposición. Nunca la había  enseñado a nadie, le parecía como si al hacerlo, como si el solo mirarla, la pudiese desgastar y, como es de suponer, no la prestaba a nadie.

Un día de un gran apagón busco a tientas aquella maravillosa maravilla y horrorizado constató que la envoltura se había estropeado, que un líquido corrosivo le ensuciaba las manos y después comprobó que aquel cajón de buena madera de nogal donde la guardaba, se había deteriorado.

El Maestro acabó con rotundidad:

- A una linterna le toca iluminar y un creyente debe así mismo iluminar las dudas, las angustias o las ambiciones de los que están a su lado. Todo otro modo de obrar es egoísmo, inútil para los demás, e inutilizador para uno mismo.