La Higuera

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Si el Señor volviera tal vez...

 

 

Para que entendieran que el que es egoísta no solo no sigue los proyectos del Espíritu, ni el programa de vida que el Señor predicaba, sino que además sale perdiendo y perjudica su propia existencia, les explicó un día la siguiente historieta:

- En el jardín de un buen hombre había una higuera, los chiquillos ni siquiera miraban el árbol, lo suyo era ponerse de puntillas y arrancar y comer todos los higos que pudiesen. Pero al propietario esto no le hacia ninguna gracia (parecían unos muertos de hambre, acostumbrados a decir...) Mandó pues al jardinero que podase el árbol, que cortara todas las ramas bajas, para que los niños no pudiesen alcanzar ningún fruto (que se habían creído estos mocosos, ¡comerse sus higos los desvergonzados! no dejaba de repetir.)

Pasó un año y los higos que salieron ya no estaban al alcance de los pequeños, así que estos pasaban de largo y se iban a jugar a casa de un vecino llenándolo todo de alegría. Mientras tanto el viejo cascarrabias, se encontraba solo. Quiso un día comer higos y se subió a una vieja silla, se rompió esta y una rama y el viejo se cayó al suelo sin haber podido  probar un solo fruto. Enfadado mandó que arrancasen el árbol de cuajo. Además de tener que pagar por esta labor, tuvo que pagar otro tanto por el transporte de la leña a un contenedor ya que su madera  no servia para nada.

Algo así pasa al discípulo del Reino que aunque lo sea, piensa sólo en su provecho, en sus derechos, en sus gustos y nunca obra generosamente.