Cafarnún

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Tierra Santa

 

 

             Jesús hizo de este poblado su lugar de residencia durante su etapa evangelizadora. Vivió en casa del pescador Pedro, donde fijó el centro de sus actividades. Se conserva en la actualidad una buena parte de lo que sería la antigua ciudad, lo más importante, sin duda, la zona central.  

            A la izquierda del recinto, según se entra, distingue uno enseguida los restos monumentales de una antigua sinagoga, de piedra blanca. La arqueología moderna data el edificio en no más allá del siglo IV. Los bloques calcáreos de que está hecha proceden de lugares muy alejados del lugar donde se asientan. La disposición de la planta, la riqueza de sus columnas y de sus adornos la hacen muy interesante para el estudioso. El peregrino cristiano, como en tantas ocasiones, debe cerrar los ojos y descender con la imaginación, tal vez un metro, respecto a donde está pisando. Allí, de basta piedra basáltica negra, estaría el piso de aquella sinagoga construida por el buen centurión romano, que visitó Jesús. Cuando  sale del recinto que ha visitado debe fijarse en la base obscura de la pared, que pertenece a la sinagoga evangélica. 

            Al frente, según se entra, destaca un edificio moderno de estructura de cemento armado y de atrevidas líneas. Choca el estilo, pero no sorprende tanto si uno se acuerda de la  basílica de la Anunciación de Nazaret, edificada con idéntico material y parecidas formas. En el interior del edificio, bajo un pavimento de cristal, el peregrino distingue lo que fue el pavimento de la casa de Pedro, el mismo que pisó Jesús, el cancel de la puerta que atravesó tantas veces, y muchas paredes, que, si alguien no se lo explica, le será dificil interpretar. La moderna arqueología asevera la autenticidad de lo que aquí se recuerda. Desde las monedas, los anzuelos y las lámparas encontradas, hasta las paredes entorno a la vivienda, que corresponden a una "domus ecclesia" y alrededor suyo un entorno octogonal bizantino de la mitad del siglo V. 

            Cafarnaún era un lugar de paso, confluían en ella caminos que llegaban de Damasco o que se prolongaban hasta Beisan y de allí hasta el resto de Israel. Constituía, pues, una residencia muy apta para una intensa actividad como la que realizaba el Maestro. Fue "su ciudad", era también la ciudad de varios de sus amigos. Situada al lado del Lago, tenía su pequeño puerto, donde estarían amarradas las embarcaciones que tantas veces utilizaba aquella comunidad emprendedora y que les servían también para ganarse su sustento.