El Carmelo

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Tierra Santa

 

 

             Se trata de una cordillera que parte de Jezreel, o Esdrelón, el valle más  grande del Norte,  que es el granero de Israel, llegando hasta el Mediterráneo, teniendo entonces a sus pies la actual ciudad de Haifa; en total poco más de 20 km. Las alturas de la sierra están comprendidas entre 482 m al oriente y 550 en la parte más occidental. Seguramente que Jesús nunca subió a sus cimas, pero no le resultarían  extrañas estas tierras pues, además de su evocador contenido bíblico, se divisan desde allí las crestas desde las afueras de Nazaret.

 

            El Carmelo es la montaña de Elías y Eliseo. En el lugar donde hoy en día la orden carmelitana tiene el convento e iglesia de Stella Maris, se encuentra la cueva donde, según la tradición, se recogía el profeta. A los pies de este santuario, cerca ya de la orilla del mar, otra caverna, llamada "la escuela de los profetas", recuerda también la estancia de dos héroes que son venerados por los musulmanes, además de por los judíos y los cristianos.

 

            Los carmelitas también tienen un monasterio en el lugar llamado Al-Muhraqa. Se trata, según cuentan, del sitio donde Elías, disputando a favor del Dios de Israel, se enfrentó a los 400 profetas de Baal, organizó un espectáculo audiovisual perfecto y triunfó, pero le tocó huir de las iras de la reina Jezabel en un peregrinar que no se acabó hasta el Horeb, ya en la península del Sinaí.

 

            A pesar de las muchas edificaciones, residencias familiares, hoteles, centros de investigación etc. que se asientan en él hoy en día, el Carmelo todavía es un lugar precioso, de clima benigno, abundante vegetación, frondosas arboledas y encantadoras flores.

 

            Cuando recordando a Elías uno deja estas montañas, no puede evitar preguntarse ¿Era Elías un fanático fundamentalista como los tantos que alteran la paz ciudadana sin respetar la convivencia? Y uno se contesta: ¿No era más bien un hombre íntegro, que reclamaba fidelidad entonces y cuyas gestas resultaban y resultan ser un revulsivo para la época actual, que nos exige salir de la mediocridad que no merece Dios, protector y amigo de Israel, protector y amigo nuestro, cuyo testimonio quisiéramos  perdurase hoy en día entre nosotros? ¿Hay muchos hombres íntegros y valientes como él?