Itinerario para caminar

Autor: Padre Pedrojosé Ynaraja

Libro: Tierra Santa

 

 

                Se trata de un trayecto corto, apenas de un cuarto de hora, pero que implica en la actualidad algunos peligros. El que esto escribe sufrió por parte de inquietos mozalbetes algunos hostigamientos en época de la intifada.

 

            Se empieza al pie de la muralla, bajo la Puerta de los Leones, en lo que antiguamente era el lecho del torrente Cedrón, que ahora pasa, como una cloaca, hundido en el terreno. Este camino sería el primero que hizo el Niño Jesús cuando, viniendo de Nazaret, se acercaba a Jerusalén para las fiestas de la Pascua. Veían a la derecha las imponentes murallas del lado Este de Jerusalén y el Pináculo del Templo. A su izquierda, un curioso monumento, el Pilar de Absalón; María le contaría a su chiquillo que había sido este hombre un hijo desobediente al que no debería nunca imitar y le invitaría, como todas las madres de aquel tiempo hacían, a tirar una piedra contra el monumento. Poco después intervendría José y le enseñaría a la derecha un manantial. Se acercarían y observarían, asombrado el Niño, la oquedad y el susurro de las aguas que manaban. José le diría: el agua no se acaba aquí, hace mucho tiempo hicieron un túnel para que pudiera ir a una balsa, después te la enseñaré. Acuérdate de esta fuente; aquí Salomón, ya sabrás quién fue este rey, antepasado tuyo, cuando te hagas mayor, fue ungido y proclamado rey de Israel. Caminarían después en silencio y, por lo bajo, el matrimonio, encantado de su hijo, al mirar al fondo, hacia su izquierda al recordar que por allí se habían ofrecido niños a un dios extranjero, quemándolos en su altar, se dirían "¿cómo es posible que unos padres hagan tal cosa con sus hijos? Te figuras que nosotros...¡Hay tantas cosas que no entiendo en este mundo...¡ pero Dios sí que las debe de saber, ¡Venga¡, ¡Fíjate niño¡ El agua que oíste en aquella fuente la ves ahora aquí. Esto es la piscina de Siloé, es un depósito muy importante. Y Jesús con aquellos maravillosos ojazos con que miran los niños, se fijaría muy bien en ella.

 

            Este camino después lo hizo Jesús con sus padres muchas veces. De mayor, con sus discípulos, también. Pero, sobre todo, hizo este recorrido aquella noche que, después de la Cena Pascual, bajó a Getsemaní, ¡cómo recordaría entonces estas caminatas de su infancia! También siguió este camino la misma noche, ya prisionero del Sanedrín, pero era tan terrible la situación en la que se encontraba que ya ni sabía por dónde le llevaban.