Carta abierta a Letizia Ortiz, futura Princesa de Asturias y Reina de España

Autor: Luis Fernando Pérez

 

Espero que permitas que te tutee ya que somos prácticamente de la misma generación aunque, como tu futuro esposo, tengo algunos añitos más que tú. Quisiera hablarte desde la fe de la Iglesia a la que ambos pertenecemos por el bautismo. Y desde esa fe quiero comentarte una serie de cosas que han pasado desde que se anunció tu compromiso con el príncipe Felipe que te llevará, si Dios no dispone otra cosa, a ser princesa de Asturias y futura Reina de España. Antes de nada, te voy a ser sincero. No me hizo especial gracia la elección del príncipe por tu azaroso pasado. Tu casamiento civil y posterior divorcio no me parecían una carta de presentación gloriosa para una futura reina de mi país. Tus opiniones de hace años sobre asuntos como el aborto tampoco eran los propios de alguien que ha de ser sucesora de grandes reinas católicas de España. Parece evidente que en algún momento de tu vida decidiste abandonar la disciplina de la Iglesia y no seguir sus enseñanzas morales y religiosas. No sé si tambíén dejaste de creer totalmente en Dios porque sé que hay muchos jóvenes que aunque pasan de la Iglesia y sus enseñanzas, dicen que todavía creen en Dios. La verdad, me importa poco ya que creo que en cualquier caso no basta con decir que se cree en Dios sino que hay que cumplir su voluntad, la cual en ningún momento puede ser el pasarse las enseñanzas de la Iglesia de Cristo por el forro. 

Pero, estimada Letizia, no quiero que pienses que soy una voz más que se une al coro de detractores y jueces absolutistas que desde la supuesta pureza de la fe cristiana y católica no han parado de criticarte, condenarte y profetizar que alguien con tu pasado no puede ser una buena reina. Mira, Letizia, yo también tengo un pasado azaroso. También abandoné la Iglesia. También pequé gravemente. Pero Dios es más grande que nuestros pecados y nos ama con amor eterno, no dejando de llamarnos al arrepentimiento y a una nueva vida. No sé cuál es el lugar que Dios está jugando en tu vida desde que decidiste unir tu destino al del futuro Rey de España. Pero sí sé que si te dejas aconsejar por buenos sacerdotes y algún buen obispo, todo te irá mucho mejor. Porque, querida hermana en Cristo, si te arrepientes de todo lo que hiciste mal en el pasado, nada ni nadie podrá acusarte y condenarte delante de Dios y de su Iglesia. No hagas caso de esos que, como pasó con la adúltera a la que perdonó Cristo, están prestos a lanzarte una andanada de piedras para sepultarte en un infierno que quizás muchos de ellos, hipócritas, merecen más que tú. A todos esos que no paran de atacarte les digo lo mismo que Cristo: el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Si verdaderamente son creyentes en Cristo, deben rezar más por ti porque para acusarte ya nos sobra el "acusador de los hermanos" del que hablan las Escrituras. Espero que no actúen por más tiempo como hijos de este "acusador" sino como hijos de Dios que oran por aquellos que son débiles en la fe.

Letizia, te animo a buscar el rostro del Señor en estos momentos de preparación al santo sacramento del matrimonio. Si no tienes mucha fe, pídela que Dios no te la negará. Sí te advierto que sin la gracia de Dios te será muy difícil soportar las pruebas que el futuro te deparará. Pero si aprendes a confiar en Él, su Espíritu Santo te guiará por el buen camino y serás una buena esposa, una buena madre, una buena reina y, sobre todo, lo más importante, una buena mujer cristiana, hija de Dios y de su Santa Iglesia.

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