¿Estamos preparados para Amar?

Autor: Manuel Izquierdo

 

 

Los costos elevados de los servicios de salud han llevado a los peritos de esta materia a fomentar la salud preventiva. A los pacientes que padecen de alta presión arterial, por ejemplo, se les recomienda hacer una dieta baja en grasa y sal. A otros pacientes se les recomienda hacer ejercicios físicos y de relajación para evitar el "stress". Se aconseja tambiénevitar el cigarrillo y el exceso en el consumo de alcohol. 

Anticipo que no me opongo a dichas recomendaciones. Ahora bien, me parece que de la misma forma que nos preparamos para mantenernos saludables, debemos tomar medidas preventivas para poder vivir una vida cristiana de calidad. Quizás las palabras del Evangelio nos dan la clave. Jesús nos dice: "Estad en vela". También nos dice: "Estad preparados". 

Hoy debo preguntarme, ¿estoy preparado para amar? Esta pregunta es importante porque en cada instante de nuestras vidas Jesús toca a nuestra puerta y nos llama para que amemos. Es obvio, que si soy una persona egoísta no estaré preparado para amar. También es obvio, que si vivo constantemente con prisa y bajo "stress" no podré estar en vela para dar amor. De la misma forma, si vivo aferrado a ciertos ídolos, como el dinero o la acumulación innecesaria de bienes, no podré amar. 

Por lo tanto, en mi opinión, too cristiano debe diseñar una estrategia que esté encaminada a dar amor.

En este aspecto, no podemos pasar por alto, que la Iglesia nos regala herramientas de incalculable valor para estar preparados. En primer lugar, está la Eucaristía que es alimento necesario para darnos la energía que nos ayudará a lanzarnos al amor. También tenemos la oración. La oración constante nos pone en sintonía con la voluntad de Dios y nos ayuda a detectar las oportunidades que Jesús nos brinda para amarle. Por último, podemos recurrir a la lectura espiritual. Me refiero a los escritos de personas que ya han recorrido el camino cristiano y nos regalan sus experiencias. 

Hoy es buen día para comenzar a diseñar un plan efectivo que nos acerque al Amor. De esa forma, cuando Jesús toque a nuestra puerta en el prójimo (esposo, esposa, vecino o compañero de trabajo), estaremos atentos a su llamado. Estaremos preparados para amar incondicionalmente.