Aborto. Cambio de calificativos, no de sustancia

Autora: Margarita Fraga Iribarne

 

 

Al pasar el día 24 por un kiosco de prensa, leí en la portada de “El País “: “El Senado consagra el derecho al aborto, 25 años después.” Quizá en las páginas interiores nos contara la celebración de “la misa negra” donde se “consagró” el delito del aborto .
Consagrar es una palabra muy fuerte. Significa hacer sagrado ( hace referencia a Dios ) y cambiar la sustancia del pan y el vino empleados en la Misa, aunque conservando su apariencia material externa.

El Maligno es muy poderoso, pero no absolutamente. En el Senado entró el aborto como homicidio/delito despenalizado y salió como homicidio/derecho de la mujer.
Se han cambiado los adjetivos calificativos externos; pero la sustancia sigue siendo la misma: Aborto es homicidio.

La ley de la fuerza de los votos, puede conseguir la legitimación de un delito; pero nunca transformarlo en derecho, como sucedió con los campos de exterminio del régimen nazi ( régimen aprobado democráticamente), la esclavitud, o el apartheid…, que la Historia ha condenado.
Lo que si consiguieron los Sres. Senadores con su votación, fue deslegitimar la democracia y la Constitución española, que declara en su artículo 15: “Todos tienen derecho a la vida”. Y este derecho sí es sagrado, consagrado por la ley natural - “No matarás”- y reconocido por todos los hombres de buena voluntad en todas las culturas del mundo.

Queda la resistencia pacífica, orar por la conversión de cuantos han intervenido en esta injusticia, la ayuda a las madres con dificultades, apoyar a los padres en su derecho a ejercer la paternidad, la objeción de conciencia de juristas y médicos, y, además, reclamar al Partido que aspire a ser alternativa de este desgobierno, el incluir en su Programa Electoral, como primer objetivo, la Abolición de este injusta ley, que abochorna a España. Sólo así se podrá votar en conciencia. Manos a la obra.” Es la más grande ocasión que vieron los siglos”, que decía D. Miguel de Cervantes.

Margarita Mª Fraga Iribarne. Asociación Evangelium Vitae