Ritos vacíos

Autor: María Ferraz



Es asombrosa la facilidad con la que nos apuntamos al tono festivo que
marca el calendario. Nos gusta celebrar la Navidad, comer buñuelos en
Cuaresma y empiñonados por Todos los Santos, regalar la Mona de Pascua
o asistir a las procesiones de Semana Santa y a las fiestas de la
Virgen de Agosto. Y todo ello sin que nos hiera el corazón: ni el
nacimiento de Jesús, ni la muerte de Dios, ni el amor de la Virgen
Madre nos afectan. Nos quedamos en los signos externos y los que
tendría que acercarnos a Dios nos acaba separando de Él. Acojamos con
nuevo tono las festividades litúrgicas, los ritos de la Confesión, del
Bautismo o de la Confirmación: Dios pretende comunicarnos algo de sí
mismo y prepararnos en nuestro caminar hacia el Cielo y quiere hacerlo
sirviéndose de nuestros sentidos.