Conversación con el Señor

Sobre el dolor y el sufrimiento en el mundo de hoy

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 



Señor, algunos hermanos se hacen muchas preguntas sobre el dolor y el sufrimiento en el mundo de hoy, me parece oportuno pedirte nuevamente tu ayuda para ellos, especialmente los que dudan motivados por una fuerte impresión de los hechos, y pedirte además por aquellos que al no encontrar una explicación, se confunden y te abandonan. 

Son muchas las noticias que hoy nos llegan a cada instante sobre como esta el mundo, las imágenes de horror de la guerra, de desgarro de una madre que siente injusticia al perder un ser querido por la maldad del terrorismo, el llanto de un pueblo por la opresión de un sistema de mayor poder bélico, o el simple comentario de un sufriente testigo de los hechos cotidianos.

Son muchos los dolores que hacen dudar a las familias frente a la enfermedad, la falta de trabajo, las desavenencias matrimoniales, la falta de buena situación económica aceptable para poder enfrentar los costos de las cosas comunes como el agua, la luz, o aún más grave, para el diario pan.

Señor, me preocupa los cuestionamientos, los razonamientos equivocados, la confusión sobre la existencia del mal, porque algunos frente a esto, recapacitan y después de haberte abandonado, sienten necesidad de TI, pero otros aprovechan esto motivos para abandonarte o influir en otros para que te abandonen. 

Señor, es difícil para muchos aceptar la existencia del mal, por tanto danos a todos fuerza para afrontar esta realidad actual, para alentar a nuestros hermanos que sufren y les cuesta comprender su existencia y para fortalecer la fe en aquellos que mirando a ti se resignan.

Señor, esta presencia de la maldad que tan rápido no llega por diversos medios, para los que no creen en ti, son utilizados como argumentos para respaldar a un mal criterio y decir que no existe nuestro Padre Dios, y aún peor es cuando se siente impotentes frente a un hecho cruel son incapaces de pedir tu acción frente al mal.

Señor, es ahí justamente donde te suplico tu fuerza, para que las reflexiones que se van haciendo, en la búsqueda de hallar alguna razón que explique la presencia de la maldad de hoy en el mundo, no deje vacíos sin llenarse, que no cause abandono de la fe, que no provoque indiferencia, que ilumine la búsqueda de soluciones, y que los caminos de solución sean visibles frente a todos nosotros.

Señor, el mal hace sufrir a los hombres, los estremece, no les cabe en la cabeza, contrario a esto nos sentimos muy a gusto con el bien, nos reconforta la bondad, sonreímos con la paz, y nos deja contento que exista la justicia, esto porque en nuestros corazones y nuestra alma se nutre del bien como algo nuestro, la rectitud es propia de los hombre que te aman.

Señor, el mal, y toda maldad son acciones creadas por los hombres empapados del egoísmo, impregnados de la iniquidad, y lo peor es que hay muchos de estos disfrutan de inteligencia y argumentan responsabilidades convincentes para los no gozan de ese don, y a quien se atreve a levantarse contra TI.

Señor, el pecado y la conducta torcida de alguno que han prometido hacer el bien, perturba a la mente de los hombres, especialmente a aquellos que viven abandonados en la divina providencia. Yo se que todo esto tu la sabes Señor, y nuestro Padre Dios nos dio la libertad para elegir como vivir, y que esta en nosotros el hacerlo conforme a tu palabra.

Señor, estos obstáculos que se cruzan en nuestro caminar hacia tu encuentro, necesitan de toda tu misericordia, de todo tu amor, tu fuerza, tu aliento, para no perder el rumbo. Muchos estamos convencidos de que con el bien venceremos el mal, por ello te oramos, por ello miramos al Padre Dios, intentamos afrontar el mal con fidelidad, con coherencia a tus enseñanzas.

Así es Señor, tenemos la disposición y la actitud de servirte consecuentemente, de seguir tras tus pasos, con firmeza y resolución, queremos afrontar con lealtad hacia Ti y nuestro Padre, lo haremos con sencillez, seremos humildes, pero fortalecidos por nuestra fe en nuestra salvación y la de todos nuestros hermanos, no escatimaremos esfuerzo, exploraremos todos los horizontes, por eso Señor, ayúdanos a no fatigarnos y cuando pasemos por los caminos de oscuridad, alúmbranos Señor. 

Ahora Señor, envíanos con el Espíritu Santo el don de hacer llegar el convencimiento de que lo que no se comprende a tiempo, lo que no se resuelve pronto, no debe invitarse a negar la fe, y que nunca se deje de lado la esperanza en tus promesas, que nos diste con gran sabiduría, con tanto amor, y para que renazca en el corazón de los hombre la idea de que la capacidad de ser libre que nos entrego Dios, debe utilizarse en hacer el bien. 

En efecto Señor, con tus dones, será mas sencillo ayudar a los que más necesitan, tus dones le dan fuerza a aquellos que buscan explicaciones, a los que necesitan salir del desconcierto, los que buscan curar sus heridas, los que sufren el dolor, la injusticia, la falta de caridad, el hambre, las tragedias, la guerra, la falta de trabajo, el hambre.

Señor, nuestro Padre Dios de todo lo creado, es infinitamente bueno y todas sus obras son buenas, sin embargo, el pecado del hombre origina el mal, y no nos escapamos de esta consecuencia, pero la fe vencerá, tengo la convicción total, porque en ella esta la respuesta, a toda interrogante, el amor de Dios Padre, sale siempre al encuentro nuestro, como lo hizo con Encarnación redentora de Ti como su Hijo, con el don del Espíritu, con el cariño de nuestra Madre en cuyo vientre amoroso sentiste su incansable afecto y con el aliento de nuestra Iglesia Católica, con nuestros sacramentos, con tu mensaje de amor por el cual somos cristianos y adheridos a Ti. Es así Señor, como te pedimos tu ayuda para no perder la esperanza de vencer el pecado y todo mal, ayuda para no cansarnos en la búsqueda del bien, la concordia y la paz en los hombre, pero por sobre todo para que el amor sea fuerte en el corazón y triunfe sobre la maldad.

Por esta nueva conversación

Gracias Señor