Reflexión bíblica

"El Hijo del hombre es dueño del sábado" (Lc 6, 1-15)

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: "¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?". 

Pareciera que Jesús, siempre esta contradiciendo las costumbres de los fariseos, en este caso por no decirle nada sus discípulos respecto a arrancar espigas en día sábado, que era observado por los judíos en el descanso sabático, que no solo les impedía que los campesinos trabajasen en día de sábado, se les prohibía incluso coger espigas. Sin embargo a nosotros no nos parece para nada que es así, pues son los fariseos los que acostumbran a afirmar de algo contrario a lo ya dicho, o ha negar de algo que se da por cierto que debe ser así, además para ellos, la ley es el centro de atención y para Jesús el hombre, es así, como Jesús, nos trae un nuevo modo de ver el sábado, como en todos los evangelios, que nos hace un distinta concepción de ver algo a como era la costumbre judía y nos propone un conjunto de ideas nuevas sobre ello. 

Así es como Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?".

En este caso especifico, lo hace sobre el día sábado, que pasa de día consagrado a Dios a día consagrado al bien del hombre, es así como en este día, el hombre se ha liberado del demonio, se ha curado de algún mal, porque para Jesús, la voluntad de Dios coincide con el bien del hombre, durante todo tiempo y todo día; no hay otra ley por encima de ésta. 

Jesús, por lo demás, se muestra en este fragmento no como el esclavo-obediente de la orden o mandato del descanso sabático, sino como Señor del Sábado, es así como después les dijo: "El Hijo del hombre es dueño del sábado". Seguramente los escribas y fariseos, había añadido al libro de la Ley, observancia y prohibiciones, que pesaban en la conciencia de muchos, este es un error, considerar que el orden de la Ley es mas importante que el mismo hombre, como si este hubiera sido credo para la Ley y no la Ley para los hombres, Por eso Jesús, es muy claro con los fariseos, y es porque el Hijo de Dios esta por sobre la Ley, el es dueño de la Ley, y nos enseña que Dios ha creado todas las cosas para los hombres, y al hombre ha sido creado para Dios.

La Palabra de Dios, nos llega a nosotros, en todo momento, en el menos pensado, en cualquier circunstancia de nuestra vida, en todos nuestros acontecimientos, la Palabra de Dios esta a nuestro alcance. Aquí en este evangelio la Palabra de Dios es como esa espiga de trigo, con maduros granos de trigos en nuestras manos, que en este caso nos alimentan el espíritu. Este es nuestro gran alimento al alcance siempre de nuestras manos, saquémosle el provecho que de este grano nos entrega, como lo indica este evangelio “arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían”, recordemos las palabras de Jesús, “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envío” (Jn 4,34). No ignoremos las Sagradas Escrituras, sería ignorar a Cristo, luego ignorar la vida eterna y apartarse de lo que Dios quiere para nosotros, tenemos tiempo para muchas cosas, por tanto no podemos decir que no tenemos tiempo para dedicarnos unos instantes para conocer más y mejor la Palabra de Dios, el mejor alimento que podemos tener en nuestras manos.