Reflexión bíblica

¿Me amas más que éstos?" Jn 21, 1-19

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Poco antes de subir Jesús al Padre, sucede una conmovedora escena, en esta la fe de Pedro y el amor por Jesucristo, su Maestro, es puesto a prueba, un examen de amor, donde Pedro, pasa la prueba.

Recordemos que Pedro había negado tres veces a Jesús, y lo hizo en público, sin embargo ahora Jesucristo mira con gran bondad a su discípulo.

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme". 

Antes de confiar a Pedro la misión pastoral de la Iglesia, Jesús le pregunta a Pedro una triple confesión de amor. Es como una forma de rehabilitación de Pedro que había negado al Señor tres veces durante la pasión (Jn 18,17.25.27).

Jesús, emplea dos formas amar y querer. Cristo pregunta por dos veces “¿me amas?” amor de caridad y misericordioso, que refleja en cierto modo el amor de Dios. Pedro responde humildemente con “te quiero”, que es el verbo del afecto, de la amistad sincera. La tercera vez, sin embargo, Jesús pregunta: “¿me quieres?”, así se pone a la altura de Pedro, condescendiendo amorosamente al nivel de Pedro. Entonces es cuando Pedro se entristece, al comprobar el amor inmenso del Maestro que no duda en ponerse a su misma altura. 

Hermosa forma de establecer confianza, de comunión y de auténtico amor hacia Jesús. Luego le pasa a Pedro su misma misión: “apacienta mis ovejas”. 

El amor del apóstol se manifestará en su docilidad a los caminos de Dios en el servicio eclesial. El apóstol verdadero está siempre dispuesto a servir en cualquier circunstancia con obediencia y prontitud y sin olvidar que “no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos” (Jn 15,13), como Jesús. 

¿Como estamos nosotros para pasar la prueba?

¿Si Jesucristo no examinara en esta materia, la aprobaríamos?

El cristianismo es amor, amar es darse, pero darse como Cristo, sin ninguna medida, porque el amor no tiene limites ni fronteras, menos tiempo de espera.

Pedro, respondió con generosidad y humildad, el estaba dispuesto a todo por Jesucristo.