Reflexión bíblica

“Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto” (Mt 13, 1-9)

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Con la parábola del sembrador, tenemos que preguntarnos como somos nosotros en cuanto a tierra de cultivo, la semilla es de primera calidad, y germinará según se comporte el suelo que la reciba.

Puede que la semilla no llegue a nosotros; “Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron”, nuestro caminar materialista, inspirado en la soberbia, vanidad, avaricia o envidia y el nulo interés en oír lo bueno, nos incapacita para recibir la semilla de la Palabra. 

“Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron”, ¿Cuál es nuestra disposición al oír la palabra del Señor?, si somos como una roca, la semilla no echará raíces, si nuestro suelo no se riega no germinará la semilla, y este se riega con lo esencial, el amor, por que el amor es contrario a la muerte, es vida, y este habita en nuestro corazón, por tanto si la semilla que es la Palabra, no haya ambiente en el corazón de los hombres, no fecundará.

“Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron”; en efecto, en un corazón rencoroso la Palabra no alcanza a fecundar en una alma odiosa, dominada por las pasiones humanas, no es eficiente, entonces es preciso que el alma este liberada y por encima de esas tensiones.

“Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta”; Jesús, nos aclara que depende de la disposición que tengamos, es como da frutos la semilla, es así como, siempre dependerá de cómo sea aceptada, de cómo sea oída, de cómo están nuestros sentimientos. Entonces se hace necesario que nuestro terreno de cultivo este bien preparado, para que la siembra sea eficaz en nosotros, esto es, sensible en el espíritu a esa semilla, a esa Palabra.

¡El que tenga oídos, que oiga!"

El que tenga disposición, esto es voluntad de oír, el que este dispuesto a recibir lo que el Señor nos ofrece, el que sea limpio de corazón, el que viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, el que cumpla con su compromiso con nuestra fe cristiana, el que haga meritos para recibir el Espíritu de Dios, ése, entenderá la Palabra de Dios.


Por comprender todo esto, Gracias Señor