Que hemos hecho con el matrimonio II

Nos vamos a casar

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Amigos:

 

Amigos, se que se van a casar pronto, creo que ya es hora de aceptar mutuamente este hecho tan hermoso que el Señor ha dispuesto para ustedes, realmente me hace feliz que en ustedes se cumpla ese sueño tan anhelado y para el cual se han preparado muy bien.

 

Creo que lo mas importante que oí de ustedes, es la respuesta de porque van a casarse, porque están seguros de que van a mantener un matrimonio feliz.

 

Esto hoy parece algo extraño,  porque preguntarse si es posible mantener matrimonios felices, no debiera ser difícil,  sin embargo,  hay mucha gente que lo pone en duda.

 

Ahora, la manera de cómo se llega al matrimonio, es muy importante, los que llegan atraídos por la figura de su pareja, por sus cualidades físicas, por sus condiciones económicas, por lo que creen que serán en el futuro, habrán de recorrer diversos caminos para mantener un matrimonio feliz, esto es, porque creo que los motivos que causaron la idea del matrimonio no fueron sólidos.

 

Sin embargo, los que llegan al matrimonio, porque consideran que la unidad de la pareja es por acción divina, siempre tendrán de su parte la verdadera razón de la unión, es una unión preparada  por Dios en nuestro plan  de vida.

 

Un matrimonio es indivisible cuando es uno solo, es indisoluble cuando la unión es en un solo espíritu, en efecto cuando los corazones se unen y se transforma en uno solo, quiere decir que todo cuanto suceda dentro de la historia de esa unidad, será incondicionalmente superada porque no hay propósitos distintos.

 

Hoy día son muchas las recetas que circulan para mantener la unidad  matrimonial, te dicen como superar las diferencias, te dicen como tolerar los distintos estados de ánimo,  te dicen como comunicarte con tu pareja, lamentablemente, no he leído mucha recetas que te digan o recomienden, el meditar sobre cual fue el propósito de la unión en  matrimonial y reflexionar como Dios intervino en esta unión.

 

Amigos, para no darle nunca cabida a ninguna triste expresión como consecuencia de no haber sabido superar ciertas dificultades durante la unidad matrimonial, me atrevo a entregarles dos consejos:

 

Primero consejo

 

Todo cuanto oigan para ser felices, no es nada, pero absolutamente nada, comparado con la respuesta que puedan recibir del Señor, a El pídale por la unidad, por la fidelidad, a El dediquen este matrimonio que van a comenzar, tomen en cuenta, que Dios no separa lo que él une, el hombre si.  

 

Segundo consejo

 

No olvidar a nuestra Iglesia durante el matrimonio y lo que piensa de esta institución “El matrimonio cristiano es una institución divina”

 

Quede asentado en primer lugar, como fundamento firme e inviolable, que el matrimonio no fue instituido ni restaurado por obra de los hombres, sino por obra divina; no fue protegido, confirmado ni elevado con leyes humanas, sino con leyes del mismo autor de la naturaleza y de su restaurador Cristo Nuestro Señor y que, por lo tanto, sus leyes no pueden estar sujetas al arbitrio de ningún hombre, ni siquiera al acuerdo contrario de los mismos cónyuges"

 

El matrimonio realiza con el consentimiento de ambos esposos y en este acto libre de la voluntad

 

Mas aunque el matrimonio sea de institución divina por su misma naturaleza, con todo la voluntad humana tiene también en él su parte y por cierto nobilísima, porque todo matrimonio en cuanto que es unión conyugal entre un determinado hombre y una determina mujer, no se realiza sin el libre consentimiento de ambos esposos y en este acto libre de la voluntad, por el cual una y otra parte entregan y aceptan el derecho propio del matrimonio que "ninguna potestad humana puede suplir".

 

Es cierto que esta libertad no da más atribuciones a los cónyuges, que el determinarse o no a contraer matrimonio y a contraerlo con tal o cual persona, pero está totalmente fuera de los límites de la libertad del hombre la naturaleza del matrimonio.

 

Consejo final

 

No olviden nunca esto amigo: La unión del hombre y la mujer, fruto de su libertad de entrega, tiene como fundamento el misterio del AMOR, fue dignificada, sublimada y ratificada por Nuestro Señor Jesucristo al elevarla a la dignidad de SACRAMENTO, por lo que confiere la gracia necesaria para que, a pesar de las debilidades y dificultades de todo género que puedan presentarse a lo largo de la vida, puedan los esposos cumplir con los deberes propios de su estado conyugal.

 

Feliz matrimonio