Reflexión Bíblica

"Señor, si quieres, puedes purificarme" Mt 8,1-4

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 



Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes purificarme". En una situación difícil se encontraban los enfermos de lepra en aquellos tiempos, nadie se les acercaba y a ellos no se les permitía acercarse a alguien, sin embargo por el deseo de sanarse el se atreve a acercarse a Jesús, el enfermo intuye que en El encontrará la curación a su mal. 

A nadie se le permitía acercarse a un leproso, y menos tocarlo, sin embargo Jesús se acerca, extiende su mano y lo toca, diciendo: "Lo quiero, queda purificado" y así entonces el enfermo queda curado. 

¿Cuales son nuestros pasos para acercarnos a Dios? 

Reconozcamos nuestras necesidades, nuestras miserias, nuestras debilidades, que somos muchas veces impotentes, que somos egoístas, que convivimos en y con el pecado y que es necesario para nosotros la purificación, y porque no decirlo, la santificación. Es así de necesario, para que el Espíritu de Dios inicie su obra en nosotros, reconozcamos lo que somos y lo que necesitamos. 

Es así, como se sano el leproso, primero reconoce su necesidad, frente a Jesús, “fue a postrarse ante el” dice el evangelio, tal vez se arrodilló, tal vez puso la cara en el suelo, lo que importa que frente a Jesús adopta una posición de humildad, donde hay fe y confianza absoluta. Jesús, se conmueve como siempre frente a la fe y al dolor, y todo lo que toca queda limpio. 

Así es, como debemos buscar a Jesús, con humildad, con confianza, con fe y con oración, y sin abandonar la perseverancia, nos dejamos tocar por El y nosotros lo tocamos diariamente, especialmente en la comunión, de esta forma conseguiremos los frutos de la curación. 

Por comprender todo esto, Gracias Señor