Reflexión bíblica

“Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” Mt 10, 16-23 

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

No es difícil distinguir ciertos lobos de hoy, están presentes en nuestra sociedad, son ciertos elementos de poder, o elementos de presión, se observan en la política, en la ambición del dinero, la cultura de la vanidad y la soberbia, el aborto, la muerte, el egoísmo, la xenofobia, en todos aquellos lugares, organizaciones o personas a las cuales el mensaje de Cristo le provoca molestia, precisamente porque no pueden soportar que se de a conocer un mundo distinto, donde reine el amor, la paz, la fe, la fraternidad y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad del hombre, porque todo esto es contrario a sus intereses.

Jesús al enviar a sus discípulos, les da consejos precisos sobre lo que han de hacer y decir, y les advierte de las dificultades que sufrirán, es así como les dice sean prudentes y sencillos, pero además cautos para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los falsos de los verdaderos profetas. 

Pero no por eso, no ser eficaces en la tarea encomendada. 

Los continuadores de esa tarea encomendada a los apóstoles, somos justamente nosotros, hemos sido elegidos, debemos continuar esa obra y con las mismas recomendaciones, ya que habremos de encontrar las mismas dificultades, esas a la cuales Cristo le llama “lobos”.

Jesús nos propone que seamos prudentes y sencillos, la sencillez que nos pide Jesús es una condición indispensable para que nuestro trabajo de apostolado de frutos. En efecto, la sencillez es indispensable para inspirar confianza y necesario que a quienes tratamos de enseñarles los caminos del Señor, les inspiremos confianza. Pero además no olvidemos la prudencia, mostrándonos como personas que hemos construido nuestra forma de vida basada en la conciencia recta y de la moral justa, especialmente los que tienen una vida pública, porque si sus palabras y su conducta son nítidas, transparentes y claras, su labor será efectiva y exenta de contradicciones.

Pero también tengamos fuerza en nuestra tarea y conciente que la prudencia no significa tibieza en nuestra fe, Cristo no apoyara en las dificultades que encontraremos, el nos dará ese vigor necesario para enfrentar el odio y el desprecio que produce la predicación de Evangelio en aquellos contrarios a la enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.

La lectura diaria del Evangelio, compenetrase en el, nuestro catecismo católico, la permanente oración y la ayuda de la gracia de Dios, son nuestra fuerza para ir a cumplir nuestra tarea, tendremos dificultades y oposiciones, pero debemos mantenernos perseverantes y firmes en la fe y en el amor, en la justicia, y en el camino de la santidad.

Y si somos perseguidos u odiados, talvez menospreciados, quizás injuriados o molestados, nuestro gran consuelo es que lo hacemos por el amor a Nuestro Señor, y por el lo damos todo.

Por comprender todo esto, Gracias Señor