Yahvé, trabajo y trabajadores

Autor: Alejo Fernández Pérez   

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Una amiga se lamenta de que su marido, Juan, apenas si pisa el hogar. Está todo el día trabajando, preocupado, cansado y agotado. Se levanta temprano, se acuesta tarde, va y viene de viajes, tiene problemas con los obreros, con los sindicatos, con Hacienda. Apenas si habla con su mujer y los hijos.

Juan es un buen hombre y un buen empresario . No tiene dificultades económicas. Pero ¿Es vida la suya? ¿Merece la pena vivir así? Pues así viven muchas personas, reconocimos en una reunión de amigos. Quizá algunas de las consideraciones que se hicieron pudieran ser útiles. He aquí algunas:

Para el común de las gentes, el trabajo es el medio de sobrevivir en este mundo. Por él podemos comer, beber, vestir y atender a todas las necesidades vitales nuestras y de nuestras familias. El trabajo es, pues, una meta indispensable en esta vida. Tanto que, incluso desde Yahvé en el Génesis hasta el Papa Benedicto 16 se lo toman muy en serio. ¿Debe ser el trabajo lo primero en la vida? ¿Es un fin o no es más que un medio?

En los Evangelios encontramos (Mt 6, 31-33): “No andéis preocupados por vuestra vida, que comeréis, ni por vuestro cuerpo, con que os vestiréis…no vale mas la vida que el alimento, y el cuerpo mas que el vestido . Mirad las aves del cielo: Ni siembran ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta ¿No valéis vosotros mas que ellas? No andéis pues preocupados, diciendo: ¿Que vamos a comer?. ¿Que vamos a beber?. ¿Con que nos vestiremos?. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas se os darán por añadidura. El Papa continúa:


“Ante la miseria ingente que sufren tantos países del tercer mundo, muchos, incluso buenos cristianos, piensan que ya no es posible atenerse a este mandato; piensan que ha de diferirse durante un cierto tiempo el anuncio de la fe, el culto y la adoración, y tratar primero de dar solución a los problemas humanos. Pero con semejante inversión crecen los problemas, se incrementa la miseria. Dios es y será siempre la necesidad primera del hombre, de suerte que allí donde se prescinde de Dios, se despoja al hombre de su humanidad, (...) Y, a la postre, no se salva al hombre, sino que se le destruye. (Benedicto XVI. El Camino Pascual, p. 63.)” (¿No pasó así en Rusia y Alemania con el comunismo y el fascismo?)

Por tanto, sigue vigente el primero de los diez mandamientos”: A marás a D ios sobre todas las cosas con todo tu coraz ón con toda tu alma con todo tu ser. ” Pero ser lo primero no significa ser lo único , sino algo así como: Contar con Dios, rezar, suplicarle antes de empezar a resolver cualquier problema . En la vida, como en el juego de ajedrez, todas las piezas son importantes, de ninguna se puede prescindir, pero cada una en su momento y lugar. Trabajo, diversiones, familia, Religión,…cualquiera, en su momento puede ser la primera obligación. Ninguna ha de eliminar a las demás, pero una: Nuestras obligaciones con El Señor, han de prevalecer entre todas. ¡ Que bien han entendido esto los santos?

“El trabajo es sagrado, no lo toques” dicen algunos “chungos” Sin embargo, El trabajo es la vocación inicial del hombre, es una bendición de Dios, y se equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo.
El Señor, el mejor de los padres, colocó al primer hombre en el Paraíso, “ut operaretur” para que trabajara.(San Josemaría. Surco 140). Además Yahvé sabía con quienes trataba, por eso de siete días que tiene la semana solo se reservó uno, el domingo, pero ¿Quién consagra a Yahvé los domingos?

Leyendo los Evangelios nos solemos encontrar aparentes contradicciones como las anteriores. No obstante, recordemos que mientras las leyes humanas cambian con frecuencia y apenas si duran unos pocos años, los Evangelios son leyes válidas desde hace más de dos mil años para todos los paises, naciones y personas de todos los tiempos. La verdad que encierran en cada versículo, para cada persona, frecuentemente, suele aparecer tras una enfermedad, largas oraciones, una seria dificultad económica, un disgusto familiar o simplemente al leerlo por centésima vez. Un resplandor ilumina por un instante nuestra mente y nos indica el camino a seguir. ¿No han visto como los Papas y muchos cristianos para resolver cualquier trabajo lo primero que hacen es rezar y rezar durante horas? Algo parecido hacen los niños pequeños, ellos saben que conseguirán más pidiendo a sus padres que trabajando.

Por algo L. Mondadori, el hombre más poderoso del mundo editorial italiano, y uno de los más cínicos y antirreligiosos de Europa, terminó convirtiéndose al catolicismo. Declaró convencido que: "el Evangelio es realmente el manual de instrucciones para el uso del hombre“ En él están plasmadas las soluciones para todos los graves problemas de nuestra vida, siempre que se lean sin prejuicios y con el corazón limpio.

Ni el Señor ni su Evangelio admiten sustitutos. La plenitud de los tiempos, tiempos en que Cristo estuvo en la tierra y nos dejó su doctrina , no será nunca superado. No admite más teorías ni ideologías nuevas que la de acercar nuestra forma de vida, cada día más, a sus mandamientos. Mantener la doctrina del Evangelio en toda su pureza, hasta el final de los siglos, ha sido, es y será una de las tareas básicas de todos los Papas. Y, por ello ¡ cuántas luchas, divisiones y desgarros internos han tenido que soportar los Sumos Pontífices! Pero ni uno sólo se ha apartado ni se apartará un ápice de su camino. Así, hasta el final de los tiempos. Respecto al trabajo, desde la Edad Media, los católicos lo tienen claro: “ A Dios rogando y con el mazo dando”

Mérida, 16 de abril de 2007