Mi Jesusín

Autor: Hna. Teresa del Carmen Rodríguez Pérez

 

 

Por una bella costumbre
del lugar donde nací,
tocaste a mi corazón
y entonces te conocí.
Mi lindo Niño Jesús
dulce y bueno Jesusín.

Salías de casa en casa
a visitar las familias.
Tu tierna y hermosa imagen
nos llenaba de alegría.
Los niños esperábamos
con emoción tu visita.

Donde había un matrimonio
te quedabas una noche
y si eran más de dos
Tu te esperabas entonces
y el hogar y bendecías
con tu presencia y tus dones.

Mi familia era una sola,
yo emocionada esperaba
tu visita, tu carita;
un no se que me inundaba
y en mi inocencia de niña
mi corazón te adoraba.
No entendía que te quedaras
solo una noche en mi casa,
con nostalgia no quería
que llegara el otro día
porque sabía que te irías
al acabar tu visita.

Le decía a mi mamá:
¡El Niño Jesús se va!
¿por qué no se queda aquí?
y derramaba mis lágrimas.
El color de tu vestido
blanco me enamoraba.

Tus deditos, tus manitos,
tu piececito inclinado,
tu sillita, tu nichito,
mi Niño Jesús Amado:
era mi único recuerdo
cuando ya te habías marchado.

Y cuando venían por Ti
los vecinos y te llevaban
te seguía hasta el camino
triste y muy desconsolada.
Y mi única esperanza:
¡En un año regresabas!
Hoy ya nada nos separa,
pues mi familia es la Iglesia.
Es una sola mi casa
como en días de mi niñez.

En ella me das hermanos
y también me has enseñado
que no te vas de nosotros
porque vives para siempre
en cada rincón sagrado:
En la Palabra, el hermano,
en el que sabe servir,
el que llorando te busca
y el que lucha por vivir.
En la oración, en el pobre,
en el que vive de fe.
En el Altar te me entregas
y todo tu corazón está
en la blanca hostia;
porque en la Casa del Pan
en el pequeño Belén
naciste para salvarme
y para habitar en mi.
¡Mi suave y limpio rocío
eres Tu mi Jesusín!