Así eres, amor

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva

 

 

 

El amor no es absoluto, pleno, fijo. El amor fluctúa, ondula, sube y baja como la marea, se retrae, se expande, calla, abarca, se esconde. El amor tiene muchas facetas, lo mismo arde por fuera con besos juguetones de espuma y de arena, como ahonda, profundiza y se hace una corriente que nos desarma, nos absorbe. A veces quisiéramos darle todo el mar al amor, y a veces no tenemos ni una gota de sal que ofrecer.
 
El amor tiene muchas aristas, unas pulidas, suaves, transparentes; otras filosas, que raspan, que hieren, que hacen llorar.
 
El amor no es total, abarca más o abarca menos según el temperamento, pero como la fe, como la vida, tiene un punto vacío. Cuando se arremolina el amor sobre nosotras y nos sumerge, nos hace temblar, parece que nada hay más fascinante sobre la vida y que a nadie ha podido pasarle nada igual.
 
Cuando se nos vienen encima los días de rutina, de monotonía, de fatigas, parece que vivimos un amor inconmovible, en el que nunca pasa nada trascendental.
 
Cuando nos crecemos como la ola y empezamos a mirar por sus ojos y a caminar por sus pasos, y a cobijarnos con su calor, quisiéramos apretarlo entre los brazos y que jamás se fuera un instante de nuestro lado. Cuando empiezan el agobio, las tensiones, las realidades reclamándonos, quisiéramos que se alejara unas horas a cualquier parte, para sentir que nos relajamos, nos liberamos, nos equilibramos.
 
El amor es así: asombro, decepción, libertad, asfixia, hambre, sed, hartazgo, fragilidad, solidez.
 
Los que han amado mucho tiempo, saben que el amor no siempre es parejo, fijo, seguro, tierno y acogedor. Tiene sus grados, sus temperaturas, sus fallos. Tiene lunas llenas: todo cálido, las rosas parecen doradas, los sueños parecen alas, las sensaciones parecen fuego. Y lunas menguantes en que los lirios parecen desteñidos y la brisa desganada, y las estrellas lejanas.
 
El amor es así, pero es amor porque subsiste a pesar de los días estables y los inestables, a pesar de vivir una verdad y creer a veces que es una mentira, a pesar de ser todo nuestro mundo y tratarlo a veces como una cosa insustancial y secundaria.
 
Es amor con todo. Porque no se nos va del corazón, ni de la piel, ni del pensamiento. Porque le daríamos completo nuestro sacrificio y nuestro renunciamiento.
 
Hay que querer con ganas de querer. Con magia, renovando los días y las horas. Querer con luna o aguardando la luna. Querer con mar o esperando el mar. Querer volando en el espacio o echadas sobre el nido. Es un aprendizaje difícil querer así… ¡pero es para toda la vida!