El pequeño amor

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva

 

 

 

 

E l amor es pequeño es el más grande amor.

 

Ese al que llevamos una tacita de café, al que pedimos que  nos arregle una lámpara, con el que discutimos para que se abrigue, con el que sacamos las cuentas y leemos las cartas de los hijos.

 

Ese amor que puede enfrentarse a los defectos, sin desencantarse.  Comprender una manera de ser, sin empeñarse en cambiarla.  Y suplir con un interés cualquiera los detalles y las palabras que le faltan.

 

Ese que es capaz de entender detrás del gesto más insignificante.  Y sentirse afortunado de estar acompañado, protegido, acariciado.

 

A ese amor de brasa, le llaman tibio.  No saben todo el calor que encierran una boca suave, una mano cordial y un enjambre de sufrimientos, ilusiones, lágrimas, risas y pasiones vividas juntos.  La llama es menos alta, pero más honda.  Una llama con menos poderío pasional, pero con una necesidad espiritual y un ansia de querer, que nos sobrecoge y nos deslumbra.

 

Aquella llama de locura y embriaguez no vale más que esta constante que llevamos encendida todos los días, como una búsqueda profunda, como generosidad, como afirmación de fe, como una concesión  de indulgencia rebosante de cariño.

 

¡Qué grande siento este amor pequeño!  Que se entiende con miradas y se abre como rosas de plegarias y de corolas colmadas.

 

Alfombra de siemprevivas que hacen el amor estable, firme, como abarcando nuestras pisadas para andar seguros lo que nos falta.

 

Por mínima que parezca nuestra ternura, por poca cosa que parezca este amor, por dulce y recogida que lleve su mecha, sostiene infinidad de lamparitas para todos los detalles y las insignificancias del día.  Lamparitas invisibles que nos ayudan a descansar y nos hacen dar gracias.

 

¡Mi pequeño amor!

 

Vaso de horas compenetradas.

 

Espejo para los gestos de donación.

 

Sueño para la placidez de todas las noches.

 

Voz para hacer música las simples palabras diarias.

 

Mano que cierra nuestros párpados para descansar y quitar las angustias.

 

Columna de estrellas para los años más dificiles.

 

Racimo de pequeñeces para saciar la vida.

 

Aliento tibio.  Amor de violeta que invades el corazón cuando se sobresalta.

 

Eres la capacidad de perdonar y endulzar.

 

No se achica, se concentra.

 

No se pierde, se desgrana.

 

No se apaga, se enciende de a poquito en cada momento.

 

Amor pequeño, ¡para mí eres el  más grande amor!