La madre ahoga a la mujer

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva


La madre ahoga a la mujer, porque tu mente está siempre en el trabajo, en el horario, los presupuestos.

La madre ahoga a la mujer, porque tus afanes son para consolidar el futuro, para fabricar la casa, para estudiar las leyes, para cumplir los compromisos.

La madre ahoga a la mujer, porque en la semana llegas cansado, y en los días festivos hay que hacer deporte y divertir a los hijos.

Y yo me muero en la rutina, con ganas de todo. Con ganas de gritarte que no quiero casa nueva, ni porvenir asegurado, ni horarios fijos, ni gastos establecidos. ¡Qué quiero tenerte! Tenerte hoy, ahora… Ahora que tenemos todavía fuerza y restos de juventud. Ahora que puede resurgir el amor con que hicimos este amor.

En un presente apasionado, vivo, de sueños, de calor, de palabras tiernas, temblorosas. Un presente compartido, ilusionado, aunque no esté planeado ni previsto.

Un presente con besos, con cambios, con velas en la mesa, con sorpresas.

Mira que el amor no es un deseo, es un arte y una capacidad. Es como un pájaro que ríe, que arrulla, que canta, que revolotea, que vuela.

El amor es estímulo, palabra, mimo, caricia, halago, aliento, tibieza.

No comprendes que el amor tiene su tiempo, sus días, su momento de ansia y de sueños. Y que todo se lo lleva la vida más rápido de lo que pensamos.

No comprendes que los hijos llenan los vacíos. Y se van apoderando del espacio. Y poco a poco la madre ahoga a la mujer.

Enrédate a mi amor, para que el mío no se tenga que enredar demasiado en los hijos.

Llénate de luz a todas horas, en el anochecer y en el alba, en los detalles y en las locuras.

Pon el amor como centro.

Déjame sentir deseos, insomnios, sed, impulso, sobresaltos, tristezas, alegría.

¡Déjame sentirte a toda hora en mi corazón!

Para que mi corazón no tenga que entregarse entero a los hijos.

¡Y la madre no ahogue a la mujer!