Los huecos imperceptibles

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva


Las palabras quedaron en esos primeros tiempos de tu boda. Año con año, y casi de manera imperceptible, quedaron como sepultadas en una jaula.

A veces has querido darle tus palabras. Y la voz se asusta, no te responde, se niega. En el corazón hay resistencia. En los sentimientos, una negativa. Buscando compaginar el amor con la armonía, lo aliaste a la reserva y al vacío.

El hueco para la ternura se hizo soledad. E hueco para las palabras se hizo aislamiento. El hueco para el bálsamo se llenó de silencio. Se fueron abriendo huecos imperceptibles en tu corazón. La vida estática, inalterable, la distancia rondando la intimidad y la escasez de palabras separándoles el mundo.

Envueltos en ese silencio, dices que la llama del amor se está apagando, apagando lentamente. Te sientes sola ante la vida, como dejada de su mano… mientras que a cualquier amigo le da lo que a ti te falta. Tan grande se te había hecho el corazón para quererlo, que ahora sientes frío en esa inmensidad desierta.

Hay un hueco debajo de tus pasos y de tus risas, y de tus trajines. Un hueco hasta debajo de los besos, que ya no tiemblan si se alargan. Un hueco por el que se escapa el sentido de vivir.

¡Qué hilos tan finos teje la soledad para ahogarte! Y qué cadenas tan fuertes para estrangular toda palabra de acercamiento, todo intento de sostener miradas, entibiar manos, curar heridas y penetrar dentro.

Pero recuerda que con hojas secas se puede fabricar de nuevo un nido, y con cenizas se puede reconstruir un cántaro.

Vuelvan a beberse las palabras otra vez, a mover las hojas secas y estrenar la primavera de nuevo. Vuelvan a alcanzar la eternidad, pero abriendo todas las puertas que fueron cerrando, trepando por todas las ventanas, con palabras de hiedra olorosa, con ternura que suplante tanta soledad.

Y todo será nuevo, recién nacido, locamente preparado para no quedarse solos nunca más.

Presiento qu la roca que pudo sepultarles el amor, no se ha endurecido por entero.

Presiento que por dentro puede llevar cautiva la rosa blanda de la ternura.

Presiento que tu felicidad no está perdida.

¡Rescátala!