Me lo pregunto tantas veces

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva


A veces me duele escribir.
Siento que no sé entregarme. Arrancarme del tallo. Traducirme bien.
No acumulo ciencia. regalo lo que me estremece.
No me preocupo por la literatura. Absorbo lo que me voy encontrando, y no escondo las emociones de vivir.
Levanto la voz para cantarles a ustedes. Y me concentro para unirme a Dios.
El corazón no escoge, se repleta.
Y yo dejo que salgan las raíces, y desamarro las palabras.
El corazón no pule, ni estudia, ni selecciona. Recoge los pedazos que da la vida, y sin mucho reflexionar fabrica con ellos.
Cuando vuelo, no me poso en la llama más alta, sino en la luz más sostenida y más cálida.
Me siento libre cuando le quito las riendas al sentimiento y lo dejo llegar a la hondura donde más duele. Donde el estremecimiento es fuerte, como un tajo sacado de la entraña de un monte o de lo tupido de una selva.
La pluma me sirve para sembrar.
El mundo precisa de semillas nuevas.
La fragancia se está deteriorando.
El árbol que me crece tal vez no sea importante. Pero al menos tendrá un nido, una rosa y un pajarito caliente entre las manos.
No tanteo las sensaciones: las experimento.
No busco las alas: me nacen.
No hurgo para descifrar, sino para latir.
No me rebelo en la impotencia: me sumerjo en la fe.
Y para transformar la realidad, viajo con ella.
A veces no preciso, intuyo. Y cuando no alcanzo, adivino.
Como una caja de resonancias, ¡cuántas cosas me pasan a veces!
Este surtidor irrefrenable, esta cosa loca, este ángel que llega callado, como y cuando quiere; esta magia, este vértigo, este asombro, este hilo de luz.
¿Es lo que sienten los que escriben?
¿Es eso lo que mueve a los otros?
¡Me lo pregunto tantas veces!