Eso es lo importante

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva

 

 

Cuba es una isla porque el mar no quiere dejar de abrazarla.  Un caimán que el sol devora a besos.  Un camino sin neblinas, sin cruces, lleno de flores y de frutas.  Una tierra consentida, a quien se le regala todo lo que pide.  Un cinturón envuelto en brisa y bordado de estrellas.  Donde no se necesita dormir para soñar.  Ni soñar para que la vida nos comunique su sentido y su profundidad. 

Al caimán lo quieren hacer bota.  Al cinturón, cárcel.  Al mar, sepultura de los que no quieren vivir sin libertad.  A aquella isla mimada, la consienten con pólvora.  La brisa es presagio de amenaza.  Y las estrellas, botones de fuego que ciegan los ojos y la mente.  Con piel rusa quieren fabricar otra Cuba.  Y no pueden.  La epidermis verde de sus bosques y la sangre caliente de sus hijos no es reemplazable ni negociable. 

Están su ceiba, sus montañas, el salitre, los gemidos tras las rejas, el temperamento, el amor.  El mapa de los sentimientos que le conservan su fisonomía.  Y el faro de los ausentes, que la vigilan y la sacan a la luz. 

Nacimos pegados al goce, a la dulzura.  Todo se nos hizo en la naturaleza y el carácter, por eso ahora nos perdemos, nos ofuscamos ante esta doble prueba:  la crueldad que ataca la isla por dentro… y la evidente e incomprensible contradicción que la ataca por fuera. 

Hemos perdido mucho en estos años de exilio.  Nos hemos despojado de muchas cosas.  Hemos llorado, hemos filosofado, hemos sentido dolor, impotencia, rebeldía.  Pero hay una fibra, un temple, una persistencia, que sobrevive a todo.  Hay algo medular que los golpes no han podido tronchar y que no muere. 

Hay una fuerza misteriosa que nos sostiene.  Y  una fe que, aun sin lógica, nos pone delante la esperanza.  Lo que trajimos en el alma no se pierde.  Lo que se nos metió por la pupila no se borra.  Lo que nos hace temblar el corazón siempre está tomando vida. 

Nuestro paisaje era luminoso, se disfrutaba con los ojos, se palpaba en el aire.  Se saboreaba por dentro… Lo intrincado, lo sombrío y desolador vinimos a conocerlo fuera.  Era un paisaje que se movía como racimos de flores.  La palma se trenzaba y se reía.  Nos tendíamos en la playa para que ella nos cantara.  Hoy nos falta música.  Y nos faltan muchas cosas. 

Pero en un vuelo no importa soltar las plumas, lo importante es no destrozar las alas. 

En un canto no importa callar una nota, lo importante es no enmudecer la voz. 

En un árbol no importa cortar una rama, lo importante es no matarle la raíz. 

En una vela no importa el parpadeo, lo importante es que la cera no se derrita. 

En una vida no importan las lágrimas, lo importante es que los ojos no se sequen. 

Hemos perdido muchas cosas los cubanos.  Pero retenemos el alma de Cuba.  ¡Y eso es lo importante!