Este destierro largo

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

Libro: Corola nueva

 

 

Señor: 

¡Qué destierro tan largo! 

No quisiera vivir toda la vida nostálgica del suelo natal. 

Sedienta del cielo, con un cielo sobre los ojos. 

Anhelando estrellas, aunque otras nazcan entre las manos. 

Abriendo caminos y a la vez cansada de caminar. 

Naciendo para cantar, pero cantar llorando. 

Vivir agradecida, y al mismo tiempo vivir rebelde por dentro y por fuera. 

Vivir levantando del recuerdo aquel pañuelo de despedida, aquel adiós de las montañas, aquel sabor del terruño… Y estar aquí plantada sin raíces, irremediablemente lejos. 

Este destierro largo, acrecentando el amor de patria y poniendo barreras para amar al mundo. 

Este destierro de verdades tibias, actitudes dudosas e intenciones indescifrables que nos hacen temer y llorar. 

En cadenas de oro, tantas piedras falsas… El oro  tapando la hipocresía, y la hipocresía las ganancias, y las ganancias sepultando los principios. 

Este destierro, Señor, que es morriña por lo que perdimos, o impaciencia, desasosiego, por lo que no logramos alcanzar. 

Almas con algo trunco, palomas que en todos los países se les paraliza el vuelo y en todos los bríos Se les amarran las alas.

Este destierro largo es como una pared amurallada que quisiera impedirnos el paso al mar, a la caña, a la montaña, a la palma, al horizonte. 

Los años pasan como molinos de viento, en cuyas aspas al girar del tiempo se van triturando, deshilachando, las certidumbres y las esperanzas. 

Para este destierro largo, Señor, se necesita un pensamiento más alto que nuestra frente, una meta más empinada que nuestra estatura y un ideal más allá de nuestros sueños. 

Señor, que en ese destierro largo, en que todo se hace mercancía, podamos presenciar cualquier cosa, menos ver al cubano impasible, resignado y vencido.