Cuando niño, en mi país natal, presencié muchas veces las consabidas procesiones de Semana Santa. Siempre me pregunté por qué la misma imagen llevaba la cruz y eran muchos los que cargaban la imagen. Ahora, años después y, cuando Cristo me llamó a la conversión, he querido reflexionar sobre este punto: Es que Él (Jesucristo), es el mismo ayer, hoy y siempre y, no andarán muy equivocados los que han promocionado esa parodia de la Pasión de Nuestro Señor, ya que en la actualidad continúa desarrollándose de la misma manera.
Siempre se buscan personajes de Cirene que carguen la Cruz a fuerza. A fuerza de necesidad por los pecados, porque los demás vivimos muy ocupados en ver desde fuera lo que ocurre dentro de la misma Pasión.
Esperemos que antes de ser obligados, todos nos ocupemos de cargar nuestras propias cruces y vivamos esa Pasión Cristiana con vehemencia, pero no motivados por el espectáculo. (Basado en el Evangelio de Lucas 23:26).