La pulga y el perro

Autor: Manuel Velis-Pacheco

 

 


Una prequeña pulga gritaba desesperada mientras las aguas turbulentas de un impetuoso río la arrastraban hacia una muerte segura. Por la orilla de aquel río pasaba en aquellos instantes un fuerte y gallardo perro que viendo la desgracia de la infelíz, se lanzó intrepidamente a las aguas rescatando a la desdichada.
La pequeña pulga, sujetó fuertemente los pelos del cuello del perro y así, alcanzó la orilla. Al llegar a lugar seguro, la traicionera y sanguinaria pulga pensó para sí:
__"Si bebo la sangre de este animal, llegaré a ser tan fuerte e intrépida como él".
Acto seguido, sin pensarlo dos veces asestó tremendo mordizco en el cuello del bondadoso y acomedido can haciéndole lanzar pavoroso aullido de dolor. De inmediato la cobarde, abandonó el cuello del perro y se fue por toda la comunidad de pulgas de todos los alrededores, contando lo ocurrido y diciendo que todas serían fuertes como el perro si lograban beber su sangre. Desde entonces, las pulgas se dedican a perseguir perros, en el afán de conseguir su sangre para lograr ser fuertes como ellos.

En ocasiones, nosotros actuamos como pulgas humanas. Después de recibir favores, en lugar de vivir agradecidos nos empeñamos en morder el cuello de nuestros benefactores y malamente envidiamos sus atributos. Aprendamos a vivir agradecidos...